Mohammed Mbougar Sarr extrae el título de su novela, ganadora del premio Goncourt 2021, de una cita de Los detectives salvajes de Roberto Bolaño. El fragmento en cuestión, un párrafo completo, sirve de epígrafe al libro. Y no sé si le hace flaco favor, pues las páginas que siguen carecen de su fuerza. La reverencia acaba en una tibia imitación.
Como me sucedió con Poeta chileno de Alejandro Zambra, la retórica pedante de universitarios con ínfulas me cansa. Lo que hace veinte años era para mí Todo, con mayúscula, hoy me parece frívolo y despegado de la dura realidad que el cambio climático, la desigualdad, el odio y la hipocresía acabarán por destruir.
La más recóndita memoria de los hombres repite el esquema de la búsqueda del gran escritor maldito. Y al igual que Zambra, Sarr naufraga. Pero del mismo modo que el chileno sale airoso con un magnífico último tramo, el escritor senegalés regala al lector un recurso maravilloso por el cual nos hundimos en sus páginas como si de arenas movedizas se tratasen.
Utilizando muy hábilmente los recursos literarios, Sarr anida las distintas narraciones del libro unas dentro de otras. Esos diferentes niveles a la hora de contar la historia, combinando voces narrativas y épocas, me ha gustado mucho. Consigue que las transiciones sean muy fluidas y que, literal y literariamente, te sumerjas en el texto.
Aunque en general la lectura ha sido buena y entretenida, ha habido fragmentos que me han chirriado, y no sé si ha sido por culpa de la traducción o del original en francés. Recuerdo la oración "la vie n’est rien d’autre que le trait d’union du mot peut-être", traducida como "la vida es lo que hay en medio de tal y vez". Es una traducción espantosa, que anula la metáfora original con una frase sin sentido ni lirismo.
En el resto de casos, no sabría decir, pues no tengo acceso al original en francés, ni mi nivel da para comparar el original galo con la edición española. No voy a decir que su lectura haya sido una mala elección, pues me ha gustado como encabalga narraciones, pero hay demasiados temas que extrae de Bolaño sin aportar nuevas ideas: la literatura, el sexo, el mal supremo,...
¿Por qué el mal supremo es el nazismo? ¿Por qué no es el colonialismo, que podría haber analizado con mayor ingenio? No sé si evitarla tiene que ver con lo que critica, las expectativas que pesan sobre los escritores negros africanos, pero llevar la trama a Latinoamérica me pareció absurdo. Es una novela bien escrita y bien tejida, pero carece de golpes potentes para ganar en un combate de boxeo.
No hay comentarios
Publicar un comentario