Sesiones recuperadas: Ernest y Célestine, y El malvado zorro feroz


Ernest y Célestine (Ernest et Célestine, 2012)

Recuerdo que vi por primera vez el cartel de Ernest y Célestine en 2013 en la puerta los cines Verdi de Barcelona. Como de costumbre, fui posponiéndola sine die hasta que la retiraron. Casi una década después, con más barriga y menos pelo, la he visto en Amazon Prime Video junto con El malvado zorro feroz, otra película cuya oportunidad de verla en el cine desaproveché por igual en 2018.

Aunque no suelo ver las películas seguidas, esta vez el tiempo jugaba en mi contra porque las iban a descatalogar de la plataforma. Me senté ante la pantalla y me dispuse a sacarme las dos espinas de una vez. Y fue una experiencia fantástica. Protagonizadas por animales en una mezcla acertada de ternura y comedia, ambas hacen gala de una animación tan cuidada como hermosa.

Recolectando información para esta reseña, descubrí que Ernest y Célestine fue codirigida por Vincent Patar, Stéphane Aubier y... Benjamin Renner, creador del cómic y de la adaptación animada de El malvado zorro feroz. Nunca dejan de sorprenderme estas coincidencias entre obras que he conocido en momentos tan separados en el tiempo.

Ernest y Célestine es una obra de lo más tradicional, llena de candor y generosidad, que me hizo sentir especialmente bien. Basada en la serie de cuentos homónima de la autora belga Gabrielle Vincent, la película narra la amistad entre un oso músico y una ratoncita huérfana que sueña con ser artista. En un mundo donde estas dos especies están condenadas a odiarse, el lazo que los une se hace más fuerte cuanto más estiran de él.

El malvado zorro feroz, por su parte, son tres historias levemente conectadas entre ellas que tienen una granja como escenario o punto de partida. Su humor es más ácido, y no carece de cierto cinismo, sobre todo en las dos tramas protagonizadas por la liebre y el pato, dignas de Looney Tunes. Pero el mensaje acaba siendo tan simpático y conciliador como el de Ernest y Célestine.

La segunda historia, que da título al tríptico, fue una de mis lecturas favoritas de 2017, y esta adaptación no desmerece ni un ápice el original. Es fascinante cómo han conseguido transportar el estilo del tebeo a la pantalla de manera tan fidedigna: la línea suelta, el color en acuarela, la histriónica expresividad de los personajes,... Parece que hayan cobrado vida y hayan saltado de las páginas del libro.

Lo mejor es que pude ver las dos en apenas 160 minutos. Lejos de las inacabables películas llenas de escenas innecesarias con infinitos efectos digitales, Ernest y CélestineEl malvado zorro feroz consiguen narrar y entretener sin acelerar ni ralentizar, destilando calidad con una animación arrebatadoramente hermosa. Son dos joyas que, sin duda, debí haber disfrutado en el cine.


El malvado zorro feroz
(Le Grand Méchant Renard et autres contes, 2017)

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