Hipnótica formal y estilísticamente, esta novela introspectiva de ciencia ficción reflexiona sobre qué nos hace humanos y qué nos está robando esa humanidad. Si Las cosas de Perec definía a sus personajes por sus posesiones, aquí los poseídos (o desposeídos) son los empleados de una nave en la que se está haciendo una inspección para entender la extraña influencia que ciertos objetos extraterrestres están ejerciendo sobre la tripulación.
El libro me recordó formalmente a la segunda parte de Los detectives salvajes. Cada capítulo es el testimonio de un trabajador de la astronave, y la investigación busca esclarecer lo sucedido. Aquí, sin embargo, las sensaciones desbancan a la narrativa. Aunque poético y sensorial, Ravn no cae en la abstracción ni en el relato onírico, y consigue transmitir con acierto la percepción que esos desarraigados del futuro tienen acerca de su propia humanidad.
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