La isla misteriosa de Julio Verne

Quería una lectura rápida, volver a disfrutar de Julio Verne en la distancia corta, evitando otra travesía submarina eterna como la de Veinte mil leguas de viaje submarino. Pero la descripción errónea del libro en Amazon, me condujo a una lectura que duró dos años, fruto tanto de la falta de ánimo como del exceso de páginas. 276 página rezaba el catálogo de la tienda online. ¿276? ¡Más bien 672!

Lo más duro es que sigue la línea de Veinte mil leguas..., siendo la mitad de la aventura minuciosas descripciones de la flora y la fauna que rodea al elenco protagonista. En el tiempo de la inmediatez de Google, y al borde de la nueva era dominada por los asistentes impulsados por inteligencias artificiales, se hace duro encarar tal cantidad de listados enciclopédicos.

Como siempre, los puntos álgidos del relato son tan emocionantes como sólo el genio de Verne es capaz de insuflar a sus historias. En plena guerra de secesión americana, unos variopinto grupo de prisioneros unionistas capturados por el ejército de la Confederación consigue evadirse del fuerte donde se encuentran gracias a un globo aerostáticos.

La huida se tuerce cuando una tempestad en pleno océano los arroja contra las costas de una lejana isla deshabitada. Allí deberán sobrevivir haciendo uso de sus conocimientos y trabajando en equipo. Aquí se mezclan distintos géneros de programas televisivos contemporáneos de éxito: desde ¿Cómo lo hacen? a las series de supervivencia presentadas por Bear Grylls.

Los tipos de los personajes son muy reconocibles para un lector de la novela submarina de Verne. Ciro Smith, de profesión ingeniero, es el líder noble, con grandes conocimientos acerca de todo y un mayor sentido de la ética, trasunto de Pierre Aronnax. Nab es el sirviente fiel y abnegado, espejo de Conseil, mientras que Pencroff es un marino valiente tan impulsivo y bruto como Ned Land.

Es chocante leer con la perspectiva del tiempo los comentarios racistas de los protagonistas, fieles defensores de la Unión, bando que a día de hoy se enarbola como símbolo de la lucha contra la esclavitud. El trabajo y la fidelidad de Nab, el sirviente negro, es puesto al nivel del perro de Ciro, llamado Top, y de un orangután que convierten en mayordomo. De traca.

Aquí también está la dos caras de la moneda de los elogios a la madre naturaleza. Como en Veinte mil leguas..., al tiempo que se ensalzan las virtudes de la fauna isleña, los personajes ya están agarrando una piedra, un palo o un arco para darle caza y comérsela. Esquilman la isla sin compasión, desde la tala descontrolada a volar lagos con explosivos.

La lectura ha estado dividido en tres etapas: la primera, en la que me di cuenta de que no eran 276 páginas, y en la que abandoné el libro en 2021; la segunda, en la que hice varios intentos de retomarlo sin éxito; y la tercera, en que conseguí terminarlo en cinco días en la habitación de un hotel en vacaciones. No hay nada como unas buenas vacaciones.

Lo peor de terminarlo fue descubrir que La isla misteriosa es el cierre de una trilogía de la que forma parte, cómo no, Veinte mil leguas de viaje submarino. El nexo de ambos relatos se halla en las páginas de Los hijos del capitán Grant, novela aún más extensa. Lo que empezó con el deseo de repetir el agradable paseo que me supuso Viaje al centro de la Tierra, se ha convertido en travesía sin final.

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PD: Para quien quiera disfrutar de una actualización del argumento de La isla misteriosa, el manga de Dr. Stone es digno heredero. Los personajes del cómic de Riichiro Inagaki y Boichi consiguen, al igual que Ciro Smith y compañía, civilizar un entorno salvaje gracias a la aplicación de sus conocimientos científicos y el trabajo conjunto.

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