Teresa-Carles, restaurante vegetariano y vegano en Barcelona

Fotografía de la entrada del restaurante Teresa-Carles
c/ Jovellanos, 2

El Teresa-Carles es un restaurante vegetariano y vegano en el centro de Barcelona capitaneado por la chef Teresa Carles Borràs, una cocinera con más de 35 años de experiencia. Con esta descripción, uno ya puede sospechar que no será barato. Dos rebanaditas de pan con tomate te salen por 2,50€.

Mi pareja había ido al Flax&Kale, del mismo grupo pero especializado en platos flexiterianos. El flexiterianismo, también conocido como semi-vegetarianismo, consiste en una dieta vegetariana donde muy ocasionalmente se incluye pescado o carne. El 20% de las recetas del Flax&Kale contienen pescado pero no sirven carne. Mi pareja salió muy contenta porque la oferta le pareció variada y el menú de mediodía que eligió estaba delicioso.

Como había oído que el Flax&Kale estaba más orientado a platos rápidos y el Teresa-Carles era un restaurante con platos más contundentes, llevaba tiempo con ganas de ir. Una noche paseábamos por Pelayo y nos acercamos. Tuvimos suerte. El problema de los locales con éxito es que, para satisfacer la demanda, deben poner dos turnos, y para mí es un agobio. Llegamos cuando quedaba una hora para que terminara el primer turno y cenamos con prisas.

El ambiente tampoco me gustó. Los camareros fueron correctos, pero tuvieron detalles típicos de locales pijeras chupiguays, como ponerse a cascar entre ellos junto a los clientes. Esto, en mi opinión, no da buena imagen. Para más inri, nos tocó una guiri en la mesa colindante que hablaba tan alto que tuvimos que pedirle que bajara la voz porque mi pareja y yo no podíamos escucharnos el uno al otro. Se lo dije con el mayor tacto que pude en inglés, ¡y aún así se indignó!

Foto del fricandó vegetariano del restaurante Teresa-Carles
Portobello Freak & Do. Perdón por la mala calidad de las fotos.

Según mi pareja, al contrario de lo que pensaba, la oferta no es mucho mayor que la del Flax&Kale. El zumo, el pan y la ensalada de allí le gustaron más que aquí. La ensalada que pedimos se llamaba "Calabaza y Cruji-Tempeh" y llevaba de todo: escarola, espinacas, col lombarda, rábanos, tomates cherry, calabaza, crujiente de tempeh, pipas de calabaza y salsa de yogur de soja con mostaza, sirope de agave y canela.

Después, probamos la "Lasanyuki" (no se puede negar que el nombre da rabia), que es una lasaña de harina integral con espinacas, piñones, boletus, calabaza, queso rulo de anacardos, tomate y albahaca; y el "Portobello Freak & Do" (se lo pasaron bien bautizando la comida), que es un fricandó sin carne, con setas, guisantes y patatas. Para beber tomamos dos masala chai, el mío de coco y el de mi pareja de cúrcuma (cada uno llevaba una retahíla larguísima de ingredientes imposible de recordar).

Se puede consultar todo descargando la carta de la web. Hay ensaladas, sopas, cremas, hummus, croquetas, alcachofas, berenjenas, pastas, arroces, tofu, seitán,... Yo, como en otros vegetarianos, eché en falta las legumbres. Me parece que sólo encontré una buena oferta de ellas en el restaurante La Isla del Tesoro de Madrid (que, por lo visto, cerró en 2013). Y no lo entiendo, porque unas lentejas o unos garbanzos vegetarianos son riquísimos y baratos.

¿Cuál fue la experiencia? A mi pareja le decepcionó porque esperaba más después del Flax&Kale. A mí, en lo que se refiere a la comida, las recetas me parecieron elaboradas y vistosas. La ensalada me pareció muy sabrosa. Era templada y mezclaba sabores ácidos y dulces. La ración para compartir llena mucho. La lasaña, aunque buena, me pareció algo sosa y la salsa del fricandó de mi pareja, algo ácida. El té estuvo bien pero me quedé con ganas de pedir uno de sus numerosos zumos.

La Lasanyuki y el dichoso pan con tomate.

Lo peor, irónicamente, fue el pan con tomate. A 1,25€ la rebanada, y encima en Cataluña, echar tomate triturado con aceite sobre el pan es una soberana mierda. El tomate hay que restregarlo, con ganas, y echarle sal y un buen chorro de aceite de oliva virgen. Vas a la brasería más tirada y te ponen una rebanada de pan de payés en condiciones (si no untado, como mínimo, con el tomate y el ajo al lado para que te la hagas a tu gusto). Tant costa fer un pa amb tomàquet com Déu mana, collons?!

No creo que vuelva al Teresa-Carles, y no por la pataleta del pan. La comida no estuvo mal, pero no salí satisfecho. Ni las circunstancias acompañaron (de las que es ajena el establecimiento, pues deberíamos haber reservado), ni el tipo de establecimiento me hizo sentir cómodo: la mesa me pareció pequeña, la iluminación demasiado penumbrosa,... Además, no soy un fan de los restaurantes con turnos porque, o tienes que ir muy tarde, o tienes que comer mirando la hora en la muñeca.

Tampoco me olvido de los precios, que son caros. Los masala chai costaron 5,95€ cada botella de 40cl. El fricandó y la lasaña fueron 13,50€ por ración. La ensalada, en cambio, a 12,50€, y dado lo mucho que nos sació, fue lo que me pareció más barato; y no me cabe duda de que sin ella hubiéramos salido de allí con hambre. El monto total fueron 53,90€. Ser vegetariano en España no es fácil.. ni barato.

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Más informacion:


Otra crítica totalmente opuesta a la nuestra:


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