L'amor que fa caure ciutats de Eileen Chang


Eileen Change (1920-1995) es una de las escritoras chinas más influyentes del siglo pasado. En el postfacio del libro, el sinólogo Ricard Planes, la compara con autores occidentales como Arthur Schnitzler o Stefan Zweig. Su novela El Candado de Oro está considerada una de las obras maestras de la literatura china del siglo XX.

De Schnitzler no conozco nada, pero de Zweig leí en 2011 Vint-i-quatre hores a la vida d'una dona. En aquella novela breve, al igual que L'amor que fa caure ciutats, me encontré con un texto de estructura clásica, sabor nostálgico, valores tradicionales (léase, burgueses) y prosa clara. Ambas son lecturas rápidas y agradables que analizan las relaciones humanas en sociedad.

No voy a decir que me ha vuelto loco el libro de Chang, como tampoco lo hizo el de Zweig, pero no voy a negar que me ha salvado de una sequía importante. Son buenas lecturas de transición entre libros, para momentos en que se necesita algo ligero pero no superficial. Este año mi saco de lecturas está más deshinchado que una gaita agujereada.

El libro contiene dos relatos breves: L'amor que fa caure ciutats (100 págs.) y Setge (30). En ambos, hay un pareja protagonista: una divorciada y un potentado negociante en el primero, y una joven universitaria y un padre de familia en el segundo. A través de sus conflictos internos, conoceremos las presiones sociales que condicionan su comportamiento y sus acciones.

Pese a que no entra en cuestiones políticas y se centra en las relación amorosa de los personajes, me gustó cómo los cuentos dejan constancia de la invasión nipona durante la segunda guerra sino-japonesa (1937-1945). Siempre se habla de los nazis y nos olvidamos de los actos nefandos de los inventores del manga, sucesos que ellos mismos se esfuerzan en negar.

En resumen, el libro recoge dos lecturas breves, interesantes y entretenidas. Cabe destacar que Club Editor nos vuelve a sorprender con otra de sus originales portadas:


Hay que hacer algo con esto ya. Mi pareja se compró la nueva traducción catalana de Els germans Karamàzov y, sinceramente, da penita tener un novelón así con una portada que parece hecha con el WordArt de 1993. No voy a negar que, dado el título del relato de Chang, con otra cubierta es probable que no me lo hubiera comprado. Pero uno cosa son los prejuicios y otra el diseño.


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