Cicatrices

Una cicatriz puede partir un labio para el resto de su vida. Un labio partido, desfigurar una boca. Una boca imperfecta, afear un rostro. Una cara desagradable, obliterar un cuerpo atlético. Un monstruo con músculos enormes, asustar al resto de la humanidad.

La sociedad no podía permitirlo. Los militares se vieron en el deber de atacar al engendro, cercándolo con vehículos blindados y amenazándolo con una ametralladora experimental, arma desproporcionada para tal operación, que el francotirador llevado por un miedo inmenso al ver a la bestia frente a sí accionó accidentalmente, desgarrando al bicho con una instantánea ráfaga de plomo que borró para siempre la marca horrible de su labio. Al acercarse al cuerpo que había caído al suelo, se encontraron con las dos mitades de un hombre hermoso y de apariencia saludable.

El soldado que cometió el fallo fue absuelto después de demostrarse que el arma había fallado debido a varios errores en el mecanismo de seguridad, problemas que fueron solventados en el modelo siguiente sin mayores consecuencias.

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