Una señora mayor, espigada, con cabello negro y con gafas enormes, se acerca al librero. En catalán, le pregunta por un artículo, aunque más que entonar una interrogación articula una exigencia que acaba dejando en el aire.
—Libros de la Olivia...
—¿Disculpe?
—Libros de la Olivia.
—¿Olivia? —el librero piensa en la novia de Popeye—. ¿Es una colección de libros para niños?
—Sí, la Olivia.
—Pero es que me salen diversos libros con Olivia en el título. ¿Sabría decirme el autor o el título de alguno de los libros?
—La Olivia, la niña lo quiere, le gusta a ella. La Olivia —dice molesta mirando hacia algún punto indeterminado de la tienda en dirección opuesta al mostrador.
—Parece que aquí hay unos cuantos que tienen pinta de ser una colección infantil. ¿Les suenan los títulos de Olivia no quiere bañarse, o Olivia no quiere ir al colegio, o Olivia no sab...?
Mientras el librero formula la pregunta y, a la vez, se pregunta si ante un sustantivo que empieza con la vocal "o" no debería utilizar la conjunción disyuntiva "u", uno de esos pensamientos filológicos fugaces que aparecen cuando a uno le están tocando con ganas las pelotas, la señora le corta.
—¿Quién es el autor?
—Elvira Lin...
—No, no, no. Extranjero, extranjero.
—¿Se acuerda del nombre?
—No, no, no.
—Pues entonces...
Aparece súbitamente otra señora, pelo cano, media melena, de detrás de una columna. ¿Estaba escondida ahí todo el rato?
—No, no, no. ¿Qué ha dicho? —le pregunta a la otra y, antes de que responda, prosigue— No, ¡pero si es extranjero!
-¿...podría ser Ian Falconer? Tiene unos cuantos libros escritos con un personaje llamado Olivia.
—A lo mejor.
El librero busca la portada de los libros en internet. Aparecen imágenes de una cerdita que, por lo visto, es uno de los personajes favoritos del canal de Mickey Mouse.
—¿Es una cerdita?
—¡Sí, sí, esos son! —dicen las dos— ¿Dónde están?
—No tenemos.
Jódanse.
—Libros de la Olivia...
—¿Disculpe?
—Libros de la Olivia.
—¿Olivia? —el librero piensa en la novia de Popeye—. ¿Es una colección de libros para niños?
—Sí, la Olivia.
—Pero es que me salen diversos libros con Olivia en el título. ¿Sabría decirme el autor o el título de alguno de los libros?
—La Olivia, la niña lo quiere, le gusta a ella. La Olivia —dice molesta mirando hacia algún punto indeterminado de la tienda en dirección opuesta al mostrador.
—Parece que aquí hay unos cuantos que tienen pinta de ser una colección infantil. ¿Les suenan los títulos de Olivia no quiere bañarse, o Olivia no quiere ir al colegio, o Olivia no sab...?
Mientras el librero formula la pregunta y, a la vez, se pregunta si ante un sustantivo que empieza con la vocal "o" no debería utilizar la conjunción disyuntiva "u", uno de esos pensamientos filológicos fugaces que aparecen cuando a uno le están tocando con ganas las pelotas, la señora le corta.
—¿Quién es el autor?
—Elvira Lin...
—No, no, no. Extranjero, extranjero.
—¿Se acuerda del nombre?
—No, no, no.
—Pues entonces...
Aparece súbitamente otra señora, pelo cano, media melena, de detrás de una columna. ¿Estaba escondida ahí todo el rato?
—No, no, no. ¿Qué ha dicho? —le pregunta a la otra y, antes de que responda, prosigue— No, ¡pero si es extranjero!
-¿...podría ser Ian Falconer? Tiene unos cuantos libros escritos con un personaje llamado Olivia.
—A lo mejor.
El librero busca la portada de los libros en internet. Aparecen imágenes de una cerdita que, por lo visto, es uno de los personajes favoritos del canal de Mickey Mouse.
—¿Es una cerdita?
—¡Sí, sí, esos son! —dicen las dos— ¿Dónde están?
—No tenemos.
Jódanse.
2 comentarios
Cuanto poder
Yo ya sé que vas a casa del Libro porque me tienes miedo. XD
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