Dos treintañeros se acercan al mostrador.
–Hola. ¿Tenéis el libro de La mecánica del corazón?
–Sí, por aquí –les indica el librero.
Tras entregárselo, y a punto de marcharse, el otro lo detiene.
–Espera, recomiéndame a mí uno también.
–¿Un libro para ti?
–No, para regalar.
–¿De algún tipo en especial?
–Eh... eh... –se queda encallado.
–Dile lo que le gusta a ella –le aconseja el compañero, quien hojea el libro de Mathias Malzieu.
–Pf. ¡Y yo qué sé lo que lee! –responde estresado el "príncipe azul".
–¿Regalo de compromiso de San Valentín? –le pregunta el librero.
–Sí –responde el tío, y encima se ríe.
El librero no se lo piensa y le coloca en las manos el último de Federico Moccia.
–Este seguro que le gusta. Tiene mucho éxito.
–Eh... eh... –se vuelve a encallar.
–Si quieres miramos otr...
–No, no –corta al librero–, este ya está. A ella le gustan estas chorradas.
¡Oh, el amor!
–Hola. ¿Tenéis el libro de La mecánica del corazón?
–Sí, por aquí –les indica el librero.
Tras entregárselo, y a punto de marcharse, el otro lo detiene.
–Espera, recomiéndame a mí uno también.
–¿Un libro para ti?
–No, para regalar.
–¿De algún tipo en especial?
–Eh... eh... –se queda encallado.
–Dile lo que le gusta a ella –le aconseja el compañero, quien hojea el libro de Mathias Malzieu.
–Pf. ¡Y yo qué sé lo que lee! –responde estresado el "príncipe azul".
–¿Regalo de compromiso de San Valentín? –le pregunta el librero.
–Sí –responde el tío, y encima se ríe.
El librero no se lo piensa y le coloca en las manos el último de Federico Moccia.
–Este seguro que le gusta. Tiene mucho éxito.
–Eh... eh... –se vuelve a encallar.
–Si quieres miramos otr...
–No, no –corta al librero–, este ya está. A ella le gustan estas chorradas.
¡Oh, el amor!
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