Fuimos porque habíamos leído críticas muy positivas. Nos pareció una mierda. Nos sentamos fuera sin saber que dentro había más mesas, donde se estaba más fresco. Desde la entrada parece que no haya más que la barra y unos taburetes.
Para empezar, los manteles de la terraza estaban sucios. El menú aparentemente económico a 8,50€ te la cuela porque no incluye las bebidas, con las que te sablan (2,30€ agua, 2,90€ coca-cola). En el menú entra un plato principal, ensalada, sopa de miso o una especie de rollo de tofu con arroz, y una tapa de carne o pescado a elegir.
Pedimos, además, edamame. Las vainas de soja estaban sosas y más hervidas que hechas al vapor. La tapa de carne tenía un nombre rimbombante pero sabía a cerdo agridulce. La tapa de pescado decían que era "salmón marinado" pero de "marinado" poco. La ensalada era una ensalada de lechuga, tomate y maíz normalísima.
El rollo de tofu con arroz estaba bien, pero tenía pinta de haber sido congelado y frito después. La sopa de miso era normalita. Yo me pedí sopa de Udon al curry, porque me encanta el Udon, y los fideos estaban pasados y pastosos; además, el "cerdo" que lo acompañaba era en realidad tiras de bacon hervido, asquerosas.
El curry con "secreto de cerdo rebozado" era un curry normal de pastilla, con un arroz bien hecho, pero con dos pinchos rebozado denso cuya carne, sin duda, era el secreto, pues no se podía adivinar sabor alguno. El resultado fueron 28€ por comer mal.
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