Esta película la vi por mi madre y creía que iba a tener para sacarle faltas hasta hartarme. Es una película "buenista", una obra digerible, maniquea, pero no produce vergüenza ajena. El racismo no es algo tan sencillo de resumir ni de erradicar como aquí lo pintan. No obstante, se trata de una buena historia que uno agradece que sea narrada, que no aburre, que entretiene, que combina comedia y drama de manera equilibrada y que invita a todo el mundo a reflexionar sobre los odios que inundan nuestra sociedad.
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