Este cómic editado por Bang Ediciones de formato bastante grande (24x33) es una joyita para las retinas. José Domingo coge su talento e improvisa sobre el papel una historia alucinante y alucinógena. Se trata de un cómic mudo donde el protagonista es la imagen.
Visualmente es espectacular pero una vez acabado no tiene más. Es una gran ejercicio creativo para el propio autor pero para el lector se reduce a contemplar pasivamente cómo evoluciona el increíble periplo de este oficinista gris.
El prólogo de David Rubín es fantástico porque, a diferencia de muchos otros, se refiere a la parte técnica y a las dificultades existentes en hacer este tipo de cómic. José Domingo escribe otro texto donde habla de la génesis y el proceso de creación de la obra.
En el epílogo, Miguel B. Nuñez enlaza este cómic con El Sueno 100.000 de Philbert Desanex (Superserdo) de Gilbert Shelton y Por encima de la nubes de Jordan Crane.
Aventuras de un oficinista japonés es muy recomendable para los amantes del diseño y la ilustración y no tanto para los seguidores de sesudos argumentos made in Alan Moore.
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