La nueva película de Alexander Payne (Entre copas) no defrauda. No me ha gustado tanto como Los descendientes pero no voy a negar que es buena.
Un anciano (Bruce Dern) recibe por correo el típico gancho publicitario de "Usted ha ganado un millón de dólares" y se empeña en que debe ir a Lincoln, Nebraska, a recogerlo. Su familia le dice que es una estafa pero él sigue escapándose de casa tratando de llegar hasta su premio.
De un punto de partida aparentemente sencillo, Payne crea una buena trama que invita a reflexionar sobre las relaciones entre padres e hijos. Como en Los descendientes, trata una situación emocionalmente dura de manera emotiva pero no sensiblera, sin dejar de lado el humor.
Lo peor ha sido la sala. He visto el tráiler de la película en Youtube y está en un nítido blanco y negro. En la pantalla de la sala del Cine Imperial era de un gris azulado granulado. Llegué a pensar que el director había querido darle una pátina que recordara a un VHS de los 90 (Clerks). Pero no.
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