Últimamente, había visto en varios sitios los paquetes de patatas en láminas de la empresa rusa Martin (МАРТИН). Si las Pringles nos trajeron los aperitivos de patata con la misma circunferencia y la misma onda uniforme, Martin trae patatas rectangulares en una caja rectangular.
Pensé que la idea no estaba mal puesto que, intuitivamente, consideré que ocupaban menos espacio que las Pringles o las Lay's y eran más fáciles de almacenar. En fin, lo primero hubiera sido cierto si el espacio del paquete estuviera aprovechado al 100%.
Y, si las sacamos de la bolsa en la que vienen, es peor. ¿Por qué? Son tan finas y alargadas que se rompen. No se pueden comer por la calle porque se te caen a los pies echas fosfatina. Podían haberlas hecho más cortas y gruesas, como galletas. Y si decidieron hacerlas bien largas, joder, que al menos hubieran medido lo mismo que la caja y no un 25% menos.
Por lo que respecta al sabor, he probado dos variedades. Las de bacon saben a bacon y no a jamón ahumado como estamos aquí acostumbrados. Están buenas. Las de queso saben a las Pringles de crema agria. Es un sabor que no me atrae. Pero, vamos, no seré yo quien compre más de estas.
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