En la época en que Sega y Nintendo peleaban, yo era de Sonic. Aunque las plataformas siempre se me han dado de pena, el primer juego que me pasé fue Sonic The Hedgehog, en su versión de 8 bits para Game Gear. Recuerdo que "Hedgehog" me parecía una palabra impronunciable.
El personaje, su velocidad y los colores del videojuego en la consola portátil me engancharon como el opio. Después de bastante esfuerzo, llegué a la pantalla final dos o tres veces, venciendo a Robotnik (como se conocía antes al Dr. Eggman) en la última.
Los créditos fueron bastante decepcionantes: una animación paupérrima de Sonic sosteniendo un micro y cantando mientras pasaba la lista de creadores del juego. En su día, creí que era el final "malo" para los que no recogían las esmeraldas pero he descubierto que siempre es el mismo.
Sonic The Hedgehog 2 me lo dejaron mis primos y sólo superé dos veces al primer jefe, que era una especie de cangrejo al que debías matar con una balas de cañón que iban cayendo y había que esquivar. Era incapaz. Lo más lejos que llegué fue a la primera pantalla de la tercera fase.
El último juego que compré para Gamegear fue Sonic Triple Trouble. En él, Sonic tenía nuevos movimientos, los gráficos eran mejores, podías jugar con Tails y aparecía Knuckels The Echidna, que me fascinaba (de niño, estaba obsesionado con los monotremas).
A pesar de todas las novedades, el juego me aburría. Apenas había bichos que matar y tenía la sensación de que por muchas piruetas que hiciera el personaje, todo iba más lento. No sé hasta qué fase llegué pero lo abandoné de puro aburrimiento.
Volví a los videojuegos de plataformas con Super Mario 64. A diferencia de Super Mario World, que lo jugué en la Super Nintendo sin mucho entusiasmo, este me resultaba tan entretenido como desafiante, no tanto por la dificultad como por la multitud de retos.
Fue el primer plataformas que superé completo. Nintendo había conseguido llevar en volandas a Mario a la tercera dimensión y mejorarlo. En cambio, su máximo rival... ay. Jugué a Sonic Adventure después de SM64 y testimonié el derrumbe del erizo ante mis ojos.
Manejar un Sonic tridimensional daba demasiados problemas. Yo quería correr, tener la sensación de velocidad de los Sonic bidimensionales, pero mis movimientos eran torpes y no exclusivamente porque yo sea más malo que Lee Van Cleef.
Sin duda, los desarrolladores fueron conscientes de ello, pues decidieron incluir el golpe dirigido1. Con sólo apretar un botón, el erizo machaca automáticamente al enemigo más próximo. Esto, junto a las nuevas cinemáticas, convertían al jugador en un sujeto pasivo.
El exceso de narración, donde a algún iluminado se le ocurrió fusionar el mundo real con el de Sonic, acabó de sentenciar un producto visualmente espectacular pero escasamente divertido. El ritmo quedaba ralentizado y la jugabilidad era un completo desastre.
Tiempo después del abandono de Sega de la carrera consolera, compré packs tirados de precio para ordenador. Creo que tengo todos los que salieron hasta Dreamcast. He probado algunos pero no me he enganchado a ninguno.
Por suerte, también compré Sonic Riders y Sonic & All Star Sega Racing, ambos en la estela del maravilloso Mario Kart 64. Aquí Sega no me defraudó. Los controles son buenos y la sensación de velocidad, fantástica. Pura diversión.
Con estos dos juegos, especialmente con Sonic Riders, recuperé las esperanzas y las ganas de volver a correr con el erizo a los mandos de una consola. Cuando mi pareja compró la Wii U, adquirí Sonic Colours y Sonic Lost World ansiando un milagro que no se materializó.
La perspectiva, el punto de vista, que elige Nintendo para Mario no despista. El jugador sabe dónde va a caer. Es cierto que el fontanero es más lento y, por lo tanto, más manejable pero no puede ser que Sonic salte y parezca que va a posarse sobre una nueve y luego se precipite en el vacío.
Sonic Lost World llegó, otra vez, a rebufo de ese otro portento de Nintendo bautizado como Mario Galaxy. Los gráficos del erizo son imponentes pero los numerosos errores de perspectiva y de cámaras que no permiten ver bien son un incordio.
Sonic Colours, haciendo transiciones entre el desplazamiento bidimensional y tridimensional, tampoco se salva. Muchas veces el cambio confunde. Están también esos malditos bordillos que tienes que recordar (porque no los ves) y saltarlos sino quieres que te estropee la carrera.
He abandonado ambos, antes Lost World que Colours, porque me debía forzar a jugarlos. Me han resultado un peñazo. He visto gameplays de Youtube de Sonic Boom: Rise of Lyric y, no es que todo siga igual, es que ha ido todavía a peor, sacándolo a la venta sin testearlo siquiera.
El problema de Sonic no es que saquen más o menos juegos. En verdad, sobran. El problema está en la raíz, en sí Sonic puede ser llevado al 3D sin sacrificar la jugabilidad. Ese es el quid de la cuestión, algo tan básico que parece mentira que todavía no lo hayan resuelto.
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1 No estoy seguro si este es el primer juego donde lo incluyeron.
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