Truñamen de campeonato y, sin duda, apocalíptica, está película supera lo imaginable. Si con la primera llegué a defender lo buena que había sido la dirección para que "se olvide (o perdone) la pésima calidad de sus actores", aquí no hay ni olvido ni perdón.
No sé si elegir a un reparto tan pésimo tenía como fin disimular la ausencia de talento de Manuela Velasco pero, mala suerte, el cáncer se ha propagado en sangre. En el extranjero debe de haberse producido un Lost in Translation porque la puntuación es más alta de lo aceptable.
La segunda, una fotocopia de la primera tan buena como las copias de Dragon Ball con las que traficábamos en la EGB, ahondaba en el tema de la magia negra que el relato de zombis original había presentado de refilón para producir mal rollito y acrecentar la tensión.
La secuela le daba más bombo, metiendo a un sacerdote y poniéndole voz demoníaca al malo maloso. En la tercera, incluso utilizaban símbolos cristianos para apaciguar a los monstruos. Se entendía que, pese a las apariencias, era una especie de plaga infernal.
Lo lógico hubiera sido que con esta última se hubiera incidido todavía más en el tema y se hubiera desatado lo que reza el título, el Apocalipsis. Bien, pues REC 4 es un cruce de Estallido y Abajo el periscopio con monos pero sin Frasier ni Dustin Hoffman.
El plan es súper inteligente: le alquilan el barco a un gallego y aíslan en mitad del océano a unos científicos con los supervivientes de los brotes asesinos; si lo resuelven, bien; si no, que exploten en mitad del mar. ¡Ojo! Podría ser una sutil crítica al Prestige.
El científico jefe de la misión es el tipo que asistió el parto de la niña Medeiros, el malo final de las dos primeras. ¿Esto servirá para cerrar el círculo y explicar algo? En absoluto. No se vuelve a hacer referencia. Lo del clavo1 de Chéjov no le quedó muy claro a Jaume Balagueró.
Al menos, la tercera se conectaba bien con las anteriores, me hizo reír y los actores eran, eso, actores. Con Apocalipsis ni explicación ni nada que técnicamente llame la atención. Los mismos zombis corriendo por pasillos estrechos una y otra vez.
Incluso diría que la ejecución es nefasta. Es gracioso ver cómo la ex presentadora de Los 40 Principales y el gordito hacker friki llamado Nick no hacen ningún esfuerzo por correr y los zombis, pese a sus zancadas espídicas a lo Usain Bolt, ni los tocan.
La peli produce vergüenza ajena. Los gritos de la protagonista dan pena, las frases grandilocuentes a lo Jolibú son ridículas y el antagonista final tiene una aparición relámpago para morir como un extra de una peli de la Segunda Guerra Mundial. No se puede hacer peor.
Me ha aburrido y no ha atado ninguno de los cabos sueltos que quedaban. El cartelazo con la Velasco posando no tiene precio y el final con la lombriz gigante sirviendo de cebo a una barracuda parece sacado del programa Monstruos de río.
Jaume Balagueró se hizo una buena dieta Dukan y ha limpiado pero que muy bien su intestino. Según fuentes contrastadas, podría estar sin cagar hasta 2020. Por lo menos.
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1 Un clavo que en realidad es un rifle. (Wikipedia)
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