Seguir esta película sin tener adecuado el oído al acento y a la jerga cubana es complicado. Cuando los niños conversaban entre ellos, hubo veces que, para mí, fue tarea imposible entenderlos. Luego están las expresiones y léxico típicos de la isla. ¿Qué es un "palestino" para los cubanos? Es alguien procedente de la zona oriental del país, más rural, que se establece en la Habana y demás ciudades occidentales. Y así, va sumando.
La película está bien. Es la lucha de una anciana profesora por sus alumnos, en concreto, por Chala, un joven al que todos consideran un bala perdida sin conocer la mala situación que vive en su hogar. Ella representa la lucha después de la revolución. Ella sigue ahí, defendiendo lo que ella cree pese a las directrices de las autoridades. Desde su debilitada salud y su tozudez inquebrantable, les recuerda a los más jóvenes que hay muchas cosas todavía por defender.
La fotografía nos trae esa calurosa Cuba en un guión bastante clásico y, dentro del dramatismo, amable. La actitud de arrojo típica de la juventud nos llega a través la buena actuación de Armando Valdés Freyre (Chala). En global, es una película correcta, que critica sin ahondar en exceso pero que, creo, dentro del panorama cinematográfico cubano actual era necesaria.
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