Di que sí (Yes Man, 2008)
La idea es muy similar a Mentiroso compulsivo (Liar liar, 1997), en la que se metía en la piel de un abogado que no podía mentir, aunque creo que aquélla no me gustó. Esta no me pareció mal. Jim Carrey protagoniza a un amargado que dice no a todo. Su vida dará un vuelco cuando, tras asistir a un seminario, empiece a decir sí a todo lo que le propongan.
Peli buenrollista, optimista, esperanzadora, llena de voluntad, muy del gusto estadounidense. Tal vez demasiado Mundos de Yupi para mí, pero estuvo entretenida. Carrey hace sus muecas marca de la casa pero no llega a hacerse pesado. El final es bastante estúpido pero, en conjunto, me hizo pasar un buen rato.
Dos tontos todavía más tontos (Dumb and Dumber To, 2014)
Que se hable muy mal de una peli es, en cierto modo, positivo para el espectador. Ver algo que han dejado al nivel de la mierda, no defrauda. Como mucho, puedes estar de acuerdo con todo lo que se ha escupido, pero ya te lo esperabas. En el mejor de los casos, puede no parecerte tan mala y pasar un buen rato. En el peor, puede gustarte mucho, obligándote a guardar el secreto de por vida.
A mí la primera me encantó, me reí muchísimo. Esta no me ha hecho tanta gracia pero no me ha aburrido. Jeff Daniels no empeora. Carrey, en cambio, da auténtico asco. De ser un alelado, un monguer nivel 1000, pasa a convertirse en un repugnante Humbert Humbert con deficiencia mental. Es lo peor de la peli. Aparte de eso, la historia es prácticamente calcada a la original.
Dick y Jane: Ladrones de risa (Fun with Dick and Jane, 2005)
Creo que la traducción del título made in Spain lo define muy bien: "ladrones de risa". Han robado todas las carcajadas del guión y no ha quedado ninguna. Es la tercera que me disponía ver en Netflix y, joder, dura sólo 90 minutos y la dejé en el 47. A esas alturas de la película todavía no había ni sonreído, y Carrey justo empezaba a hacer sus pinitos delinquiendo. Soporífera.
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