Por sólo 39,95€, multiplicado por tres tomos. Había leído los dos primeros capítulos y, pese al dibujo, me habían gustado. Había disfrutado muchísimo de Kev de Garth Ennis y guardaba un muy grato recuerdo de cuando lo leí durante mi estancia en Inglaterra. Pensaba que aquí sería igual de corrosivo e ingenioso pero no.
The Boys es brutal y sangriento, pero del exceso acaba uno anestesiado. La ridiculización y el humor de Kev no lo he encontrado aquí; y menos aún el dibujo. Darick Robertson no es Carlos Ezquerra ni en sueños, ni reencarnándose en el cuerpo del autor barcelonés conseguiría Robertson acercársele ni un palmo.
Es una pena que el resultado me haya gustado tan poco contando que es un regalo que pedí para Navidades. Me sabe mal. Nunca hubiera pedido algo tan caro de saber que era así. Los primeros capítulos me gustaron, y confiaba en Garth Ennis, pero The Boys parece la burrada que un desquiciado Frank Miller post-11S hubiera parido de haber nacido en Irlanda del Norte.
El planteamiento está bien. Esta serie busca responder a la pregunta que planteaba Alan Moore en Watchmen a través de la cita de Juvenal: "¿Quién vigila a los vigilantes?". El grupo The Boys se encarga de nivelar la balanza, de que los superhéroes, todopoderosos como son, no se desquicien.
A partir de aquí se desarrolla una trama bastante aburrida y retorcida acerca de cómo las altas esferas utilizan a los héroes en su beneficio tanto político como económico. Pinta bien pero todo acaba siendo un gran bluf. Hablan para aburrir a las piedra. Globos y globos de charla que aspiran a concienzudo análisis politicoeconómico pero se quedan en bla, bla y más bla.
Nunca me había saltado diálogos en un cómic hasta ahora. Y ojo, no los pasaba por alto para admirar el dibujo. El lápiz es una porquería y su entintado otra más gorda. ¿Cómo se puede encargar un trabajo a alguien que no sabe dibujar la misma cara dos veces? The Boys ha sido una decepción inmensa. Sólo recomiendo comprarlo si quieres tirárselo a alguien a la cabeza para matarlo. Tres tochos infumables.
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