La exposición El infierno según Rodin estará en la Sala Fundación Mapfre de Barcelona (Casa Garriga Nogués en Diputación, 250) del 11 de octubre de 2017 al 21 de enero de 2018.
Como la de Renoir que fui a ver a esta misma sala el año pasado, está dividida en dos plantas. No han traído muchas piezas grandes, y la mayoría son figuras pequeñas: bocetos y modelos en yeso y en bronce del artista. Sin embargo, las pocas esculturas de gran tamaño que han traído, impresionan y embelesan a cualquiera.
La edad de bronce, su primera obra importante, es una maravilla delicada y hermosa. El Adán y la Eva que debían franquear a ambos lados la Puerta del Infierno te estremecen: ella cubriéndose por la culpa y la vergüenza, él retorcido y tapándose el rostro con el hombro. Los brazos de Adán son enormes y musculosos, un prodigio anatómico inerte que rebosa fuerza. La poderosa energía de sus manos y pies recuerdan a los del David de Miguel Ángel.
Aprendemos la larga historia de la Puerta, desde su inspiración inicial en El Infierno de Dante, y la intención del escultor en retratar los castigos del averno, a la posterior influencia de Las flores del Mal que empuja al artista a plasmar no la consecuencia sino las causas que inducen a los hombres a los actos prohibidos: las pasiones, los deseos, la vorágine.
Rodin rehace la Puerta infinitud de veces. Justamente mi pareja había estado unas semanas atrás visitando el Museo Rodin de París, y le pareció un complemento ideal, pues había obras que por su ubicación en el museo no había podido disfrutar igual. Así que no es una experiencia que no merezca la pena, pues amplía la exposición original parisina.
Hay más esculturas de gran tamaño, pero han sido distribuidas de manera muy inteligente. Iba a salir con pena de no haber visto lo suficiente y, ¡zas!, el gran final. Es una perogrullada, y sonará hasta idiota, pero a diferencia de la pintura, la escultura ofrece el gran regalo de la tridimensionalidad. Puedes mirar los trabajos del artista desde diferentes ángulos, y en cada uno las sensaciones que te transmite son distintas. Rodin es capaz de lucir su talento sorprendiéndote a casa paso.
La entrada cuesta tan sólo 3 euros. Si sólo se puede vistar la exposición en fin de semana, recomiendo el sábado a primera hora, a las diez, pues los espacios no son muy grandes y se llena. Nosotros entramos poco antes de las once y no sufrimos aglomeración ninguna.
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