Aburriéndome con Love Actually y Maravillosa familia de Tokio

Love Actually (2003)

Había leído críticas muy negativas sobre esta película y lo cierto es que, aunque considero que ha envejecido mal, no es peor que otras del mismo género. Mi problema es que me aburrió. Quería verla antes de que la retiraran al día siguiente de Netflix pero, desde el principio, no me enganchó. Seguí con ella mientras mi interés se dispersaba con las otras pestañas del navegador.

La idea principal no sorprende. Se presentan diversas historias de amor cuyos personajes acabarán cruzándose. Hay un escritor al que le han puesto los cuernos, un jefe que flirtea con su secretaria, una pareja de dobles que se conoce rodando escenas de sexo, un viudo que debe cuidar de su hijastro, un galerista enamorado de la esposa de su amigo, un colgado que sueña con irse a América a follar,...

Intenta romper los esquemas previos de los romances perfectos, pero acaba cojeando en visiones muy androcéntricas intoxicadas por ese amor romántico donde los adultos sienten el flechazo de Cupido como adolescentes de dieciséis. Pero, sin duda, lo peor es que sus 128 minutos se hacen extenuantemente largos.

Una cosa hay que decir a su favor: no toda la culpa del tedio está en el guion. El doblaje en castellano es completamente plano. Oblitera totalmente la entonación irónica británica. Cuando quedaba media hora, la puse en inglés y, aunque sigue sin ser la bomba, resulta algo más amena. Tanto tiempo con ganas de verla han hecho, supongo, que me llevara un chasco.


Mararvillosa familia de Tokio
(Kazoku wa tsuraiyo, 2016)

Esta supuesta comedia japonesa nos hace ver que el humor sí tiene barreras. Todo lo que intenta mostrar como correcto está bastante alejado de lo que, culturalmente, uno consideraría medianamente bien. Una abuela con razones de sobra decide divorciarse del lastre de su marido, y toda la familia se moviliza para impedirlo.

Tres años antes, su director, Yōji Yamada, había rodado la aclamada Una familia de Tokio con el mismo elenco actoral. Aquella era un remake de Cuentos de Tokio (1953) de Yasujirō Ozu, una obra maestra del celuloide que retrata la sociedad japonesa después de la Segunda Guerra Mundial. La grandiosidad de aquellas dos aquí ha desaparecido a cambio de un histrionismo burdo y caótico.

Parece que a los japoneses les encantan las escenas llenas de gritos y payasadas sobreactuadas casi tanto como a los españoles. Pero la aduana entre ambos países impide que el sentido o la gracia de muchas bromas cruce la frontera. Mi desconcierto era tal que el reloj del comedor llegó a detenerse sin que los créditos dieran visos de asomar por la pantalla.

Los bruscos cambios de tono tampoco ayudaron a aclararme. De una bobería monumental pasaba a una escena íntima llena de silencios y miradas hacia el vacío. Al final, ni las zapatiestas ininteligibles, ni las escenas afónicas de teatro noh, conducen a ninguna parte, y la anciana se queda como estaba, junto a su insufrible esposo. El rígido orden social nipón vence una vez más.

3 comentarios

el convincente gon dijo...

A lo mejor es una pregunta muy tonta pero ¿cómo se sabe en qué fecha Netflix va a retirar un contenido? ¿Lo ponen en algún lado?

aningunsitioperoquesealejos dijo...

Yo lo sé porque consulto esta página: https://bestflix.es/que-sale

Antes lo miraba en otra, pero cerró.

el convincente gon dijo...

Gracias. No conocía es página.