Tres películas que cerraron 2018: La balada de Buster Scruggs, Suspiria y Aquaman

La balada de Buster Scruggs
(The Ballad of Buster Scruggs, 2018)

Con el fondo del salvaje Oeste como denominador común, los hermanos Coen nos ofrecen una maravillosa película. A modo de antología, nos presentan seis historias independientes que diseccionan con acierto envidiable lo más representativo del western: los pistoleros, los atracadores de bancos, los feriantes, la fiebre del oro, las caravanas y los viajes en diligencia.

Como es de esperar en la pareja de directores, no se ajustan a lo esperado, y después de un inicio hilarante, nos sumergen en la realidad más amarga. Y es que la vida en el Oeste, por si alguien lo ha olvidado, era dura. Tanto el guión como las interpretaciones y la fotografía resultan impecables. Cada relato es una pequeña joya que merece ser disfrutada.


Suspiria (2018)

Si en la película de los Coen la fotografía corta la respiración, no se puede decir menos de los diferentes planos que componen Suspiria, el remake a cargo de Luca Guadagnino (Call me by your name) de la obra homónima de 1977 dirigida por Dario Argento. Aunque el género de terror y su predilección por las vísceras no son de mi predilección, hay que reconocer su enorme calidad.

Utilizando con mesura e inteligencia los recursos del giallo1, intercala dentro de la historia impactantes ráfagas de imágenes que generan tanta desazón como intriga. ¿Qué sucede dentro de esta escuela femenina de danza? ¿Qué secreto esconde su misteriosa e intimidante directora encarnada por la incomparable Tilda Swanson? Sin duda, el descenso a los infiernos más estético que conozco.


Aquaman (2018)

Alejada del ámbito de las dos anteriores, apuntando directamente al puro entretenimiento, Aquaman confirma que DC empieza a dar en el clavo tras varios fracasos en taquilla a la hora de llevar a sus héroes enfundados en mallas. Jason Momoa, carismático dentro y fuera de la sala de cine, le da un estilo moderno al salvador de las profundidas marinas que encandila a todos y a todas.

Con un guión nada original pero organizado de modo muy acertado, yendo al meollo mientras da las pinceladas justas al pasado del personaje, la aventura atrapa gracias a sus efectos especiales. Más de una vez, el público se preguntará cómo han conseguido hacerlo, desde las hiperbólicas batallas a los diálogos submarinos en que el cabello de los protagonistas ondea. Es sencillamente espectacular.

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1 Es decir, sin ser un coñazo como L'étrange couleur des larmes de ton corps.

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