En el enjambre de Byung-Chul Han


Byung-Chul Han, filósofo y ensayista surcoreano que escribe en alemán, experto en estudios culturales, analiza aquí la sociedad contemporánea en su estrecha relación con los medios digitales. Según él, el paradigma ha cambiado. Ya no formamos masas entorno a ideologías. Formamos concentraciones de egos atómicos, que devienen fugaces y sin continuidad.

La transparencia y la exposición pornográfica que hacemos de nosotros mismos en redes conduce a una sociedad de control. Este control sobrepasa cualquier poder previo, pues puede revelar nuestros pensamientos gracias al big data. Es una visión del presente desoladora, peor que el Gran Hermano. No hay ni una gota de esperanza en el escaso centenar de páginas de este libro.

El volumen se compone de breves artículos, administrados casi en píldoras, que van ampliando su visión y análisis de la sociedad digital. Cabe decir que hay algunos muy sencillos de leer. Otros, en cambio, parecen trabalenguas. Me llama la atención que los presocráticos se alejaran del verso en pos de la claridad del mensaje, y que algunos filósofos actuales hagan justamente lo contrario.

Reproduzco el primer párrafo del primero capítulo, titulado Sin respeto. Es importante repetir que la mayoría no se enredan con el lenguaje como éste, pues mi primera reacción fue cerrar el libro y olvidarme. Mi pareja, que ha leído dos ensayos más, me lo ha descrito como "un fan de Heidegger". El fragmento reza tal que así:
"Respeto" significa, literalmente, "mirar hacia atrás". Es un mirar de nuevo. En el contacto respetuoso con los otros nos guardamos del mirar curioso. El respeto presupone una mirada distanciada, un pathos de la distancia. Hoy esa actitud deja paso a una mirada sin distancias, que es típica del espectáculo. El verbo latino spectare, del que toma su raíz la palabra "espectáculo", es un alargar la vista a la manera de un mirón, actitud a la que le falta la consideración distanciada, el respecto (respectare). La distancia distingue el respectare del spectare. Una sociedad sin respeto, sin pathos de la distancia, conduce a la sociedad del escándalo.
Lo releí seis veces antes de saltármelo y seguir adelante. Creo que, a excepción de otro capítulo, el resto se leen sin complicaciones. Ofrece un punto de vista interesante, con reflexiones que me parecen certeras. Mi pareja asegura que la lectura que más disfrutó fue la de La sociedad del cansancio, a raíz del cual se rodó un documental en 2015. Habrá que echarle un vistazo.

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