Jugando a la Switch en 2019

La Switch invita a jugar más que la Wii U. Si te apetece, la coges o pulsas el botón de encendido y, ¡puf!, instantáneamente, puedes empezar a disfrutar. Todavía me quedan juegos en la Wii U, pero al menos ya concluí Resident Evil Revelations y Typoman, que los tenía a medias.



El juego al que más horas le he echado ha sido Super Mario Maker 2 en verano. Me pasé el modo historia, muy entretenido, y me perdí en el editor de niveles. Diseñarlos me parece divertidísimo. El problema es que uno se complica y acaba creando niveles que uno mismo no puede superar. Es un poco frustrante que los niveles subidos no tengan visibilidad más allá de los primeros días.



Me regalaron This War of Mine este 25 de diciembre, y he tenido que apartarlo porque un día estuve viciándome hasta las 5 de la madrugada. El objetivo es que tu grupo de civiles sobreviva a la guerra. Para ello, debes conseguir alimentos, preparar el refugio, decidir a quién ayudas, negociar,... Es un juego emocionalmente desgarrador, pues hay que tomar decisiones delicadas. Mis tres partidas fallidas me han dejado claro que, es caso de conflicto bélico, tengo poco futuro.



Estuve esperando varios meses la edición física de Gris a cargo de Special Reserve Games, empresa encargada de publicar ediciones limitadas en cartucho de videojuegos que únicamente se venden en digital. El juego es una preciosidad, pero también me parece muy aburrido. Me forcé a seguir avanzando con él, pero, finalmente, desistí.



Aunque en Switch los gráficos de Unravel Two no lucen tan bien como los de Yoshi's Woolly World, lo cierto es que las mecánicas con la lana están muy bien pensadas. Este juego cooperativo te enfrentará a puzles que deberás solventar con la ayuda de tu compañero. También se puede jugar solo, pero para mí pierde la gracia. A mí pareja y a mí nos está resultando muy entretenido.



Otro juego bonito, bonito. Y original. The gardens between transporta a sus dos protagonistas a través de islas de recuerdos donde, usando la habilidad de retroceder y avanzar en el tiempo, deberán conseguir llegar al centro donde recuperar el destello de la memoria. No es difícil, pero sí que me he quedado encallado más de una vez.



Mi último acierto ha sido Pikuniku. El juego no sólo tiene una estética divertidísima, sino que la historia y los diálogos son un partón. Pateas, saltas, te cuelgas, dibujas, nadas, bailas,... todo sea por conseguir detener a un capitalista agresivo. Es sencillo y breve, pero una vez superado puedes rejugarlo para encontrar trofeos secretos. Solo o en cooperativo, es maravilloso.

Y siendo breve:
  • Flowlines VS. Juego de puzles que consiste en unir todos los puntos de cada pantalla con una línea y que parece más enfocado a móviles que a consola. El principal inconveniente es que los controles fallan bastante.
  • Donut County. La estética y el humor eran su baza principal. Pero la locura de su planteamiento (un mapache que se traga un pueblo utilizando una máquina de agujeros negros) deja de hacer risa pronto, y las pantallas son demasiado repetitivas.
  • Starman. Otro que adquirí porque estéticamente me cautivó (un astronauta en un mundo en blanco y negro), pero que acaba fallando en lo mismo que Donut County: los rompecabezas que propone aburren al carecer de novedades.
  • BAFL - Brakes Are For Losers. Sus carreras de micromachines sin frenos lo hacen resultón. Es entretenidillo, pero me acabó cansando a las pocas vueltas.

1 comentario

aningunsitioperoquesealejos dijo...

Terminé Gris. Aunque a mi pareja le encantó, y a mí visualmente me parece precioso, lo encontré falto de ritmo y parco en direcciones: solía desorientarme con facilidad (puede ser torpeza mía, claro).