Los f*cking 30 de Ana Oncina


Los f*cking 30 de Ana Oncina me ha decepcionado. A través de redes sociales habían ido administrando en pequeñas dosis páginas del cómic. Su estilo de línea clara tan limpio, más refinado que en Croqueta y Empanadilla, me cautivó. Una vez con él en las manos, se confirmó la mejora en la atención por los detalles de los personajes, en el gusto por el diseño de los espacios y en un color tan bien equilibrado.

El problema es que este salto gráfico no ha venido acompañado de una relato más trabajado. Empieza como si fuera a contar una única historia en la que desarrolla los personajes desde la infancia hasta la edad maldita apuntada en el título. A partir de aquí, repite el esquema de sus libros anteriores, con una serie de sketches cómicos. Se siente muy irregular. ¿Para qué, entonces, ese comienzo más introspectivo en el que conocemos a la protagonista?

La relación con la amiga tampoco se desarrolla mucho más. Aparece un novio de la nada que le ayuda a hacer gracias sobre la vida en pareja y poco más. Los chistes podrían haberse publicado aisladamente y, la verdad, no sé si es que aparecieron con anterioridad en alguna revista. Es un cómic entretenido, pero se desinfla. Es como si lo hubiera iniciado con una idea y, hacia la mitad, se hubiera desdicho por miedo o falta de tiempo. Sólo queda seguir esperando ese gran tebeo.

P.D.: Por infinidad de guiños, queda meridianamente claro que a Ana Oncina le pirran las tiras de Sarah's Scribbles. XD

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