Dos películas que me sorprendieron: Infierno bajo el agua y Aniquilación

Infierno bajo el agua (Crawl, 2019)

Fui al cine porque a mi pareja le encantan las pelis de bichos y no daba mucho por ella. Si llego a saber antes que la había dirigido Alexandre Aja, director de la nefanda Piraña 3D, ni piso la sala. Pero, al final, menuda sorpresa. Ni la protagonista es idiota, ni el monstruo está hecho con el material de las cajas negras de los aviones, ni la trama es un completo disparate.

Sin abandonar los alicientes del género, y poniendo entre varias comillas lo que voy a decir, las situaciones no resultan inverosímiles. No es Jason Statham matando a un megalodón. La protagonista no se adentra en la boca del lobo por una serie de casualidades absurdas ni, una vez en el meollo, toma las decisiones de un niño de cinco años.

Es espabilada y las cosas que sabe hacer tienen una explicación en las características del personaje. Obviamente, por muy bien que la ponga, las flipadas están ahí. Pero me pareció, dentro de la locura del género, una película muy equilibrada, muy entretenida y muy emocionante. La disfruté de principio a fin.


Aniquilación (Annihilation, 2018)

Meteoritos, alienígenas, una extraña alteración de la realidad, un grupo de militares que se adentra para reconocer la zona del impacto,... Esta trama de ciencia ficción y terror juega de manera muy inteligente con sus limitados recursos. Sin desplegar unos efectos especiales anonadantes, consigue noquear visualmente al espectador.

Me gustó cómo, a diferencia de otras historias protagonizadas únicamente por mujeres, no justifican por qué no hay hombres. Incluso uno espera que se descubra que hay una razón detrás. No es así. El director de la malograda Ex machina, manteniendo su tono místico, pero sin provocar vergüenza ajena, consigue un filme lleno de tensión psicológica y malestar físico.

Porque hay imágenes y sensaciones que difícilmente podré borrar. Las incongruencias no hacen el viaje de las protagonistas menos impactante. Con un elemento tan inofensivo como las flores, Alex Garland genera una desazón extraordinaria. Las criaturas mutadas que aparecerán en el camino no sobrepasan el miedo que nos provocará el final. Magistral.

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