Eleanor Shellstrop (Kristen Bell) despierta en "el lado bueno", donde un sonriente Michael (Ted Danson) le da la bienvenida. Por fin, la justa recompensa tras una vida de penurias, ¿no? El problemilla es que ha habido una pequeña confusión, y ella no es la Eleanor que debería estar ahí. Ni se ha sacrificado en pro del bien común, ni nada que se le acerque.
Siguiendo su vena egoísta, su primer propósito será encontrar la manera de que nadie la descubra. ¿Quién querría ser desterrada a una eternidad de torturas en "el lado malo" después de conocer el Cielo? Por suerte, su alma gemela, o la media naranja de la Eleanor a quien está suplantando, es un filósofo experto en ética, a quien convencerá, o extorsionará, para que la ayude.
Si Stephen Hillenburg decidió crear una serie de animación con una esponja y una estrella de mar, dos seres no muy dados al movimiento, Michael Shur se propuso escribir una comedia acerca de la moral, la parte menos divertida del final de los cuentos. Shur no sólo fue guionista en The Office y creador de Parks and Recreation, también fue el actor detrás de la barba postiza de Mose, el primo tarado de Dwight Schrute.
La primera temporada es muy entretenida, y las carcajadas están garantizadas. Tras un giro de guión inesperado, viene la segunda, que mantiene el tipo. Creo que es la serie que más he visto reinventarse sin desviarse de su idea original, y una de las que mejor se vale de los cliffhangers al final de cada episodio. Aunque a medida que avanza tiende a insistir demasiado en ciertos temas, creo que su despegue merece mucho la pena. El personaje de Jason es un partón.
No hay comentarios
Publicar un comentario