Todo lo que no te conté de Celeste Ng


Todo lo que no te conté (2014) empieza como un novela policíaca para convertirse en un relato introspectivo sobre la familia de la víctima. Al igual que Crónica de una muerte anunciada, la obra de la escritora estadounidense de descendencia hongkonesa nos recibe con la muerte del personaje: "Lydia está muerta. Pero esto aún no lo saben".

Es un primer capítulo absorbente, pese a su extensión. No te deja respirar, no te permite detenerte. Hábilmente, con pequeñas e inquietantes pinceladas, se introducen las tramas que se desarrollarán después. El ritmo se ralentiza nada más empezar el segundo. Viajamos veinte años atrás para conocer los orígenes de los progenitores.

Su madre era una mujer apasionada por la física, mientras que su padre era hijo de inmigrantes chinos. Ambos tuvieron que hacer frente a los prejuicios de los años 50, primero por separado, más tarde juntos. Las experiencias que tuvieron que vivir conformaron las personas que serían y que influirían en las decisiones futuras de sus hijos.

La contextualización que hace de las décadas de los 50, 60 y 70 en Estados Unidos es muy interesante, sobre todo en lo que respecta a los primeros matrimonios interraciales. Sin embargo, no voy a negar que las expectativas iniciales se me truncaron. Lo que iba a ser un thriller se convirtió en un telefilm, sin que esto significara un descenso de calidad.

Celeste Ng (pronunciado Ing) perfila a la perfección los retratos de Marilyn y James, los padres, y de Nathan y Hannah, los hermanos de la joven desaparecida. Consigue que el lector empatice profundamente con las injusticias y dilemas internos que sufre cada uno de ellos. Su escritura es clara, fácil de visualizar, y está armada sin que falte o sobre pieza alguna.

Esta perfección de manual hace que resulte, tal vez, algo desangelada. Junto con los clichés y escenas calcadas de cientos de series de televisión, hace que la obra carezca de chispa o de sorpresa. Avanzamos sabiendo lo que vendrá, emborrachándonos con la profusión de emociones que nos acercan a un precipicio al que no queremos mirar.

Todo está tan bien conectado y desvelado en el momento oportuno que es imposible abandonar el libro. Como lector, uno de los principales escollos fue la agotadora longitud de cada capítulo. Pero, incluso ahí, se podría decir que acierta, pues hacia el final se acortan, impulsándote a llegar a la última página. Decididamente, Todo lo que no te conté es una obra tan correcta como adictiva.

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