Dos películas que no fueron como me esperaba: Lady Bird y Personal Shopper


Lady Bird (2017)

Ver el avance de muchas películas es destripar todo el argumento. Más que trailers, deberían llamarse spoilers. En el lado opuesto, está el problema de ir virgen al visionado, con apenas unos fotogramas en la cabeza o algunas frases fuera de contexto. Entonces, te llevas un chasco descomunal porque las expectativas se estrellan contra el celuloide.

Me pasó con Lady Bird y Personal Shopper. No sé por qué me formé esta idea, pero creía que Lady Bird era una versión modernizada y pop de algún clásico anglosajón. Pero no. Es la historia de una adolescente que se apoda a sí misma "Lady Bird" y que sigue las pautas habituales de los relatos del paso de la adolescencia al mundo adulto.

Me aburrió mucho y me cansó bastante, porque no encontré ninguna idea nueva, ningún diálogo interesante, ni ningún encuadre o fotografía que me llegara a impactar. Como es habitual en estos acercamientos pop, se habla de cosas bastante duras que, pasadas por el tamiz de lo cool, pierden su gravedad y su crítica. Las cosas pasan para que te olvides de ellas.

La otra película, protagonizada por Kristen Stewart, es rarísima. Me la imaginaba como una crítica malrollera al capitalismo, a la despersonalización del individuo, y es un pastiche de géneros: cine de autor acerca del duelo con escenas de terror de fantasmas y thriller de asesinatos. El ritmo es desasosegante, y podría decir que me gustó más que la anterior, pero me dejó muy confundido.

Tiene ese punto tan reconocible de cine francés pedante. En este sentido, lo que más descuadra es que su personaje principal sea estadounidense cuando todo su guion es muy francés: desde las boutiques y las joyerías de alto standing con atildados dependientes, hasta las escenas "artísticas" de desnudos.

Tal cómo son los franceses, me hubiera encantado poder leer el pensamiento del resto del elenco al verse obligado a rodar en inglés por culpa de una sola yanqui. Bromas aparte, la mezcla de géneros es muy rara, y no entiendo hacia donde pretende apuntar el director. ¿Busca jugar con nuestras expectativas? ¿Hacernos caer en la mismo juego que la protagonista?

El final ya me remató. En el lugar donde pensaba que aparecerían los créditos, me encuentro con un viaje hacia ninguna parte, estremecedor, porque la escenas de miedo te ponen un nudo en la garganta, pero incomprensible. Y es una pena. Ambas películas llevaban tiempo en mi lista de pendientes y no han sido en absoluto lo que me esperaba. Tocará ver el trailer la próxima vez.


Personal Shopper (2016)

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