Casi pleno en Netflix: RRR, El diablo a todas horas y Espejo, espejo


RRR (2022)

RRR hace del exceso un culto. Llamativa desde su título, acrónimo del indio "Roudram Ranam Rudhiram", transliterado al inglés como "Rise Roar Revolt", no deja de fascinar al espectador. Mezcla de drama, acción y musical, sus escenas de baile son tan espectaculares como las de combate. Para mí, que no consumo cine indio, fue visualmente maravillosa y sorprendente. La trama mezcla historia y mitología, siendo un claro panfleto nacionalista y anticolonialista, pero no le exijo más. Son tres horas de entretenimiento sencillo que te dejan con ganas de más.


El diablo a todas horas
(The Devil All the Time, 2020)

Cuando la terminé, descubrí que la profunda y cautivadora voz del narrador que me había acompañado durante todo el metraje era la de Donald Ray Pollock, el autor de la novela original. Ambientada en el rural estadounidense, cuenta la vida de distintos personajes que viven entre Coal Creek, West Virginia, y Meade, Ohio. Su tranquila y devota existencia se ve amenazada por un mal abstracto y omnipresente. Costumbrista, alejada de los géneros de terror y fantasía, la sensación de angustia que transmite no deja de crecer. Sus turbadores personajes, especialmente el predicador de Robert Pattinson, me encantaron.


Espejo, espejo (2022)

La idea que sirve de germen a esta película española me pareció fantástico. Como muchas otras personas, sus cuatro protagonistas hablan consigo mismos ante el espejo. Un buen día, sin embargo, sus reflejos deciden rebelarse, dando pie a la deconstrucción de los personajes. La historia aborda temas como el machismo, la transfobia, la baja autoestima o la influencia de las redes sociales., y está especialmente bien interpretada por Santi Millán y Malena Alterio. Desgraciadamente, el guion se malogra como un propósito de Año Nuevo. Su final es tan incoherente como estrambótico. Una pena.

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