Esta herida llena de peces... Con este evocador título, la joven escritora colombiana Lorena Salazar Masso pesca la atención del lector. Con apenas 168 páginas firma una ópera prima poética y brutal que te arrastra como el río por el que navega la protagonista, una mujer joven acompañada de un niño. Ella es blanca y él es negro.
Van de Quibdó a Bellavista. Recorren el río Atrato en una barca con otros pasajeros. Adentrarse en la selva es tan peligroso como adentrarse en uno mismo. Vamos conociendo más y más la relación que une a la mujer y al crío, lo que supone ese vínculo para ella. Los recuerdos de su propia infancia se entremezclan en la narración para pintar un fresco desazonador de la región de Chocó.
Vivir allí es aceptar los vaivenes de una Naturaleza impasible e implacable: lluvias torrenciales, vendavales, crecidas, corrimientos de tierra. Todo lo que no ha sido destruido por alguna catástrofe tiembla bajo la amenaza constante de los grupos armados que ocupan la zona, enzarzados entre ellos por el control de las rutas del narcotráfico.
Un entorno hostil genera pensamientos hostiles. El miedo perenne inunda la novela, mientras su protagonista vive ahogada de temores. ¿Qué significa la palidez de su piel en una tierra de mulatos y mestizos? ¿Qué es ella para ese niño, y, tal vez más importante, qué es ese niño para ella? A medida que avanzan kilómetros de río, su destino parece alejarse más de lo que se aproxima.
Lorena Salazar Masso despliega un arsenal de talento, una prosa exquisita con la que retrata la angustia de una mujer que no quiere hacer este viaje pero que se considera moralmente obligada a ello. Lleva una carga demasiado pesada encima, y puede que llegar a Bellavista la libere de ello. El relato fluye como el río, y como el Atrato, su fondo turbio sólo invita a imaginar las posibilidades más terribles.
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