¿Parece un chiste, no? Los cereales del tucán de Kellogg's se van de Carnaval por tiempo limitado con esta edición especial. El pájaro toma unas vacaciones y es sustituido por un unicornio que provoca sentimientos encontrados. Tiene ese aire ñoño y repipi de Little Pony, pero luego tiene ese ademán serio y duro de héroe de acción travestido, con un morro gris que parece barba de dos días.
Los Froot Loops son conocidos por tener dos versiones bastante distintas para Estados Unidos y para Europa, pues en el viejo continente no se permiten ciertos colorantes que en tierra de yankis pasan los controles sin problema. Allí los aros tienen colores chillones como naranja y azul, mientras que aquí disfrutan de unos depresivos tonos apagados: morado hematoma, rosado rozadura y amarillo golpe.
Uno podría pensar que en Europa son más sanos porque tienen menos azúcar, pero hay también quien piensa que la Coca-Cola Zero es parte de una dieta saludable. Al final, todo es comida basura y es viable hasta que se dejen de pagar los sobornos estipulados para que la OMS no dé la voz de alarma. Aunque tampoco es que la población corra a seguir sus directrices, la verdad...
El caso es que en Europa tenemos estos aros de avena, trigo y maíz en tres colores. Si desplegamos nuestras dotes de adivinos, podríamos pensar que el morado corresponderá a mora, el rosado a frambuesa o fresa, y el pálido no tendrá sabor añadido. Pero no. Un niño puede comprarlo con la esperanza mágica de disfrutar de un dulzor sin parangón y se encontrará... con limón.
Los compré por la gracia y por hartarme con algo empalagoso. ¿Qué me encontré? Limón. Un bol de leche lleno de cereales con sabor a limón. "Aromas cítricos" reza poéticamente el diminuta letra del lateral de la caja. Puto limón. ¿Será el amarillo el que pegue más fuerte? No: el morado. ¿Qué lógica diabólica ha pensado este desayuno de mierda? ¿Qué clase de psicópata?
Una decepción grande como la indigestión posterior. Convierte tu bol de cereales en merengue o en un arroz con leche con los granos mal hervidos y crujientes. Échate sal en el café tras confundirlo con azúcar. Igual que confundir con harina los sacos apilados en el garaje de Feijóo o con falta de higiene los muebles llenos de polvo de la mansión de Rivera. Un fraude.
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