This must be the place (Un lugar donde quedarse)


Después del buen sabor de boca que me dejó La gran belleza, me lancé a por otra del mismo director. Curiosamente, había rodado una película que tiempo atrás había visto anunciada y que nunca hubiera relacionado con un italiano.

Si La gran belleza tiene al gemelo italiano esnob de Larry David, This must be the place tiene a Sean Penn convertido en el cantante de The Cure cuando lo imita Joaquín Reyes. Tiene todos los ingredientes de una peli indie americana, llena de detalles guays absolutamente huecos.

Pienso ahora que con la última, tal vez, acertó porque la estética era central; era el camino a seguir y, por lo tanto, no había manera de que fuera superflua. La misma razón hace que Wes Anderson se torne potable en El gran hotel Budapest.

Encuentro aquí muchos elementos accesorios que no aportan nada al guión, un guión que tampoco va mucho más allá del trabajo de cámara. Todo se queda en una excentricidad plana con algún que otro golpe divertido pero innecesaria en su conjunto.

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