La figura de Margaret Sanger no es fácil de asimilar. Gracias a ella, los anticonceptivos en Estados Unidos o India no hubieran visto el avance que han tenido hasta nuestros días. Fue una luchadora incansable que vio morir a su madre tras numerosos partos.
Como enferma, constató cómo muchas mujeres morían por complicaciones en el parto. Todas ellas eran de clase baja. A los ricos se les facilitaban los remedios para poder renunciar a un parto no deseado. Entre los estratos pobres, por lo visto, era preferible dejarlo en manos de Dios.
Sin embargo, en el pensamiento de Sanger también nos encontramos ideas que, pese a ser comunes en su época, principios y primera mitad del siglo XX, no dejan de trastornarnos ahora. Aquí os dejo unas perlitas extraídas de la Wikipedia.
Cuanto más bajo se desciende en la escala del desarrollo humano, menos autocontrol sexual hay. Se dice que los aborígenes australianos, la especie más baja conocida de la familia humana, sólo un peldaño más alto que los chimpancés en desarrollo cerebral, tienen tan poco control sexual que sólo la autoridad les previene de obtener satisfacción sexual en las calles
...mantener cerradas las puertas para evitar la entrada de ciertos extranjeros cuya condición se sabe es perjudicial para la raza, como los débiles de mente, idiotas, retrasados, locos, sifilíticos, epilépticos, criminales, prostitutas profesionales y otros de esa clase.Dada la dificultad para mostrar un personaje tan poliédrico con esquinas tan puntiagudas, debo confesar que Peter Bagge ha realizado un trabajo espectacular. Consigue narrar su vida llena de detalles sin crear un bodrio impersonal.
Este cómic tiene entidad propia. Se reconoce el estilo de Bagge y detalles que sólo él podría aportar. La historia avanza a muy buen ritmo e incluye en anexo al final con notas que profundizan en detalles que únicamente son perfilados en esta biografía viñetada.
Bagge la muestra tal cual. Describe su hazaña pero no por ello endulza o deifica la figura de esta activista en pro del derecho individual a regular la natalidad sin intervención del Estado (algo que, sin duda, se ajusta al pensamiento liberal del autor).
Se trata de un gran cómic que informa sin caer en el exceso ni en la falta de datos, sin dorarle la píldora al personaje, llegando a caricaturizarla sin ridiculizarla en absoluto. Es una lectura muy interesante que, sin duda, recomiendo.
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