Redada Asesina 2 (Raid 2: Berandal)


La secuela de The Raid: Redemption no envidia en casi nada a su predecesora. Aunque es más larga y se hace más lenta (de los 101 minutos de la primera pasamos a los 148 de esta), la trama es mejor y la coreografía mucho más impresionante.

Tras salir vivo del edificio de la primera película, el protagonista descubre que los policías sobornados por la mafia quieren quitarlo de en medio para evitar que revele información. Su única salida es un policía supuestamente honrado, que le propondrá inflitrarse en una de las familias criminales que controlan la ciudad para obtener los nombres de los policías corruptos.

Como ya he dicho, el ritmo es más lento. Los primeros 90 minutos preparan el terreno. Da la sensación de que hay pocas peleas porque están menos concentradas que en la primera, pero las que hay son sencillamente alucinantes. Hay una motín en una prisión que es una locura absoluta.

La media hora siguiente empieza a calentar motores con más violencia, y avanza con paso firme hacia un final de sangre y peleas extremas. Iko Uwais muestra las ventajas del Pencak Silat para luchar en espacios reducidos y defenderse de objetos contundentes como martillos o bates.

Está muy bien rodada. Pese a que me ha resultado más aburrida que la primera, el crescendo de la acción es espectacular. El director, el galés Gareth Evans, sabe crear tensión a través de los silencios, de las miradas de los personajes, de los planos de cámara.

Las peleas con kujangs y martillos del final cortan la respiración del espectador, porque sabe que no es un puñetazo en la cara, es un tajo directo a la yugular, es un trozo de metal intentando destrozar el cráneo del protagonista. Ves pasar las cuchillas como si cruzaran frente a tus ojos. Fantástica.

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