Póster de candidato en calle de los alrededores del templo Nanzen-ji |
Durante el viaje a Japón, nos encontramos con lo que creemos que eran carteles de candidatos a las elecciones municipales. Había bastantes pero no era como aquí, donde la ciudad queda empapelada de propaganda de arriba abajo; imágenes de políticos que, luego, acaban desgarradas, arrugadas en el suelo o convertidas en pasta de papel mohosa, ensuciando las calles.
Lo que vimos era muy ordenado. La mayoría estaban colgados en las fachadas de casas (como el que encabeza esta entrada) o en paneles dispuestos para ello (como el de abajo). No llegamos a entender bien si los números de los paneles hacían referencia a los distritos, y cada candidato pertenecía a uno, o cómo funcionaba exactamente. En cada recuadro, debajo de la cifra, se lee 市会 (shikai, "concejo municipal" o "ayuntamiento", tampoco lo tengo claro).
Eso sí, las fotos no tienen desperdicio. Sin problemas se podría colar subrepticiamente una foto de Manolo Escobar o El Fary entre ellas y no desentonaría en absoluto. Algunos son carne de carátula de casete en el expositor de una gasolinera.
Esto no quiere decir que uno no se enterara de que nos encontrábamos en plena campaña. Sin ver la tele, vimos muchos coches, furgonetas y camiones con altavoces que iban publicitando a los distintos candidatos. La megafonía no pasaba desapercibida precisamente. Su estilo nos recordaba a los tapiceros de aquí.
Era habitual que repartieran kleenex con publicidad del candidato1, unos pañuelos con los que aquí no nos sonaríamos nunca porque acabaríamos con la mano llena de mocos de lo finos que son. El que se llevó la palma, sin duda, fue un señor que estaba dando un mitin en mitad de la calle y lo acomopañaba un tipo disfrazado de rana, algo completamente impensable por estos lares.
_______
1 Aunque prefiero los pañuelos a los profilácticos. Todavía recuerdo los condones con la cara de Maragall que repartían los del PSC en la Universidad. ¡A ver quién se ponía eso!
2 comentarios
Tenemos TANTO que aprender de Japón. Me encanta esa obsesión que tienen con los peluches, las mascotas y los animalitos absurdos en general. En las próximas elecciones prometo mi voto al candidato que lleve a todas partes a un tipo disfrazado de rana.
Jajajaja XD
Publicar un comentario