Las lecturas de Hatsue: Canadá, Madres arrepentidas y Veil

Mi pareja lee mucho y a velocidades estelares. Muchas de sus lecturas yo nunca las empezaré porque me veo incapaz; otras, tal vez, tardarán años en llegar al principio de mi lista de pendientes. He intentado recoger su opinión en estas microcríticas.



Ficción
Canadá de Richard Ford

Richard Ford representa mi idea del escritor americano tradicional, y americano no únicamente en el sentido estadounidense, sino como encarnación del nuevo continente, de su visión del mundo y de su modo de encarar la vida. Es un Clint Eastwood de la literatura, maestro de una sensibilidad que impacta con una dureza a la que estamos desacostumbrados.

Sin querer destripar nada, pese a que en su primera página ya se explica todo lo que sucede, Canadá es una road-novel (si se permite transportar el término cinematográfico) de las cosas cotidianas, un relato de la vida en el nuevo mundo. La historia se divide en dos partes: una primera, familiar, coral; y una segunda, protagónica, individual.

Su lectura me fascinó. Se trata de un libro magnífico, transmisor de una melancolía tan perturbadora como emocionante. Se ha colocado entre mis favoritos y lo recomiendo encarecidamente.



Ensayo
Madres arrepentidas de Orna Donath

Madres arrepentidas: una mirada radical a la maternidad y sus falacias sociales es el título completo de este ensayo de la socióloga israelí Orna Donath. Después de su investigación postdoctoral de cuatro años acerca del tema, Donath hace este análisis personal con testimonios reales de madres que, por presiones sociales, decidieron tener hijos.

Es una lectura amena, nada pesada, que ayuda a eliminar el tabú acerca de las mujeres a quienes la maternidad no les ha colmado. En general, lo recomiendo, aunque me hubiera gustado un estudio más internacional y menos centrado en un único país, es este caso, Israel, donde la presión debe ser mucho mayor. Al igual que el anterior, recomendado.



Cómic
Veil de Greg Rucka y Toni Fejzula

No me suelen gustar los cómics estadounidenses de superhéroes o fantasía, pero Veil me pareció diferente, con un enfoque más adulto sin llegar a ser truculento o excesivamente gore. Greg Rucka no escribe un guión extraordinario pero sí una historia solvente que, cuando termina, demanda una continuación.

Todo empieza cuando una chica despierta rodeada de ratas en el suelo de una estación abandonada del metro de Nueva York. No recuerda quién es... ni qué es. Diferentes personajes se ofrecerán a ayudarla con la intención de aprovecharse de ella y controlarla. Sin saber en quién confiar, intentará recuperar la memoria para saber cuál es su verdadera misión.

Mi principal reclamo fue el dibujo del belgradense Toni Fejzula, que me encantó. Hacia el final, su arte se resiente, pero hay una explicación. Pude hablar con él durante una firma de tebeos y le pregunté por ello. Me contestó que le habían presionado con la entrega, obligándole a contratar a un ayudante para el color que no lo aplicó como él esperaba.

De haber una segunda parte, la intención del ilustrador es exigir un periodo de tiempo más dilatado para poder encargarse de todas las páginas por igual y poder controlar la calidad del resultado final. Esperemos que pueda darse esa oportunidad porque me quedé con ganas de más. Vamos, si no en papel, como mínimo que le saquen una serie en Netflix.

No hay comentarios