Addis Abeba, restaurante etíope en Barcelona

Vallespir, 44

Cuando quedas con amigos después de mucho tiempo para comer a las dos del mediodía y la velada se alarga hasta las once de la noche en un restaurante etíope junto a un pequeño milagro: sábado noche sin reserva en Barcelona, y bingo. El local estaba a reventar y hacía un calor digno del país.

Interior del restaurante

Nos atendieron bien y relativamente rápido, pues hay que contar con que llegamos sin reserva, nos tuvieron que conseguir mesa y el local estaba ple de gom a gom, llenísimo. Si elegimos este local y no otro fue gracias a la búsqueda de un vegetariano cerca del piso de mi amiga con Google Maps.

Ninguno lo conocíamos y la experiencia resultó muy divertida. El problema fue el mencionado: llegar sin avisar, tiempo de espera, mala coordinación en el grupo de amigos y plantarnos ante la comida a las once de la noche con un hambre de lobo a dieta de puré de manzana.

Carta del Addid Abeba.
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La gracia de este restaurante es que ofrece platos combinados para grupos que constan de una base, que es una especie de crep, sobre la cual sirven las distintas raciones: lentejas, patatas con cebolla, verduras, calabaza, queso fresco, ensalada,... y carne.

Hay opciones vegetarianas pero sirven pollo y ternera. Lo apunto para todos aquellos que parece que les da un tabardillo cuando oyen que no hay carne. Pero la chicha no es lo que destaca. No está mal pero la sirven muy especiada, y no supera el sabor de las lentejas o las patatas.

Mesob, mesa para comer.

Traen la comida en una enorme bandeja cóncava que colocan sobre una mesa de paja que parece un taburete, llamada mesob. En la foto no se ve, pero el mesob tiene una tapa para mantener el plato caliente y, supongo, lejos de las moscas.

Pues imaginaos a todos alrededor de ese taburete, bien apretados y juntitos. Siete horas sin comer. Atacamos el plato comunal de un modo salvaje. ¿Riesgo de clavarnos los tenedores? Ninguno, porque en el Addis Abeba se come con las manos. Agarras un trozo de la crep gigante y pillas con ella lo que puedas.

Fue grotesco. Hicimos dos rondas (el máximo de comensales para cada plato es tres y nosotros éramos el doble) y hasta la segunda no supe que el combinado incluía patatas. En el primero, ni las vi, ni las olí. A una de las amigas se le revolvió el estómago al vernos devorarlo como cerdos.

Tuve que suplicar que me dejaran tomar la foto
antes de que se abalanzaran sobre el mesob.

El problema está en que, cuando empiezas con los bordes de la crep, bien, pero cuando se acaba el extrarradio y hay que atacar el centro, sólo queda crep empapada de salsa y aceite. No sé si porque éramos seis y el plato era para tres, o porque la crep era escasa, pero nos faltaron esquinas.

Apunto para los delicados de estómago como yo, que la carne es picante. No mucho pero lo justo para que te recuerde que no deberías ni haberla mirado. Después, nos trajeron los postres. Para mi gusto, estaban muy dulces. Pedimos pastel de zanahoria, brownie y yogur con chocolate.

Aquí ya hice la foto con mayor tranquilidad
porque las bestias habían sido saciadas

Al día siguiente tuve problemas de estómago. El picante, las especias y una deglución a velocidad Mach 2 me destrozaron. Pero es un sitio al que volvería. Lo único negativo fueron los zumos, que si eran naturales sabían tan edulcorados como los Granini.

El monto total fue 93,65€, unos 15 euros por cabeza. Cada menú degustación (plato, bebida y postre o café) cuesta 16,5€ mientras que el combinado solo, 12,75€. Los zumos salen a 2,20€ y la botella de agua pequeña, a 1,50€. Id, os lo pasaréis bien.


Más información:
  • Horario: Para comer, sólo los sábados y domingos, de 13:30 a 16:00. Para cenar, de martes a domingo de 20:00 a 00:00. Lunes, cerrado.
  • Teléfono de reservas: 93 409 40 37


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