David Brent: Life on the Road es la mejor película de Ricky Gervais que he visto hasta la fecha. Y no era difícil. Special Correspondents es una mierda, The invention of Lying, otra. También protagonizó, aunque no dirigió, Ghost Town, y ni la recuerdo, pero creo que estaba en la línea de The invention.
Aquí recupera al jefe de The Office, aquel imbécil integral que quería ser amigo de sus empleados, y consigue transportar el humor ácido de sus series a la gran pantalla, donde siempre pincha. Aquí, por suerte, se mantiene en una buena línea y debo decir que me he reído mucho.
El problema es que, no sé si por contacto con los Estados Unidos, busca redimir al personaje. ¿Por qué? ¿Qué falta hace? ¿Y por qué siempre de manera tan ñoña y cliché? Ahora resulta que todos sus personaje son así porque están solos y se sienten incomprendidos. ¡Y la respuesta es el amor!
Mascots de Christopher Gest es mucho mejor en ese sentido. Consigue darle un giro a la percepción que tenemos de sus ridículo elenco, pero no nos hace tragar un pastel en forma de corazón, ni siquiera de compasión. Sus personajes no lo necesitan porque ellos creen en lo que hacen, y les llena.
Pese a esa obsesión por buscar el lado positivo de las cosas, y de querer solucionarlo todo, David Brent vuelve a regalarnos tronchantes momentos llenos de incomodidad, y unas canciones con unas letras que valen sus rimas en oro.
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