Pipe Push Paradise, a empujar tuberías


Una cosa que se le puede achacar a Mario es que, por muy fontanero que sea, poco le vemos arreglando tuberías. La protagonista de Pipe Push Paradise, si bien es tan parca en palabras como la mascota de Nintendo, no hacer otra cosa que conectar cañerías.

Aunque clona la idea de otros tantos juegos consistentes en conectar un punto A con un punto B sorteando los obstáculos que los separan, este añade un plus. Aquí se tiene en cuenta la rotación tridimensional, y no únicamente bidimensional, de las piezas.

Estas pueden ser rectas o curvadas en forma de L o de S. Si al empujarlas pueden rotar sobre su propio eje, cambiarán de posición; si no, simplemente las arrastrarás. Hay que saber evitar o aprovechar los socavones cuando convenga, o saber cuando apilar las tuberías para ganar altura.

Todos los rompecabezas se encuentran el un mismo espacio: una isla compartimentada en recintos. Algunas de las chapuzas me han hecho sudar tinta, pero se puede decir que la dificultad está bien equilibrada y resulta asequible.

De los 47 puzles, el último ha sido el único con el que he tenido que acudir a Youtube en busca de la solución. Y es que, más allá de que mis aptitudes espaciales dejen bastante que desear, el juego tiene un problema con la profundidad.

Si sobre plano todo queda claro porque el suelo se divide en una cuadrícula, la vista cenital no ayuda a medir la altura o la profundidad en la que se encuentran los elementos. Esto impide, por ejemplo, calcular bien cuánto debemos alargar una tubería para poder conectarla con un grifo.

La penúltima prueba, pues hay una más que aprovecha el camino entre los puzles, demuestra que la dificultad podría haber sido mucho mayor. Para quien pudiera parecerle corto, cabe apuntar que, una vez finiquitada la fontanería de la isla, aparecerá otra nueva con más retos que superar.

Más allá del inconveniente con la profundidad, y de los controles demasiado sensibles, que te obligan a deshacer acciones por empujar sin querer las piezas, me ha gustado. La mecánica es simple y el nivel de dificultad no resulta frustrante. En resumen, es un excelente pasatiempo.

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