Ruǎnmù huà (软木画), el no tan milenario arte chino de tallar el corcho

Imagen del blog Lady Limon

He recogido la información de esta entrada de diversas fuentes, la mayoría de ellas en chino. He procurado contrastar los datos lo mejor posible. Dadas las incongruencias encontradas, no sé si por los propios artículos o por el uso Google Translate, es posible que haya errores o inexactitudes.


En el recinto del templo confuciano de Nagasaki, Japón, se encuentra un Museo de Historia China. Durante nuestra visita pudimos ver una exposición de maquetas realizadas con corcho que nos dejó maravillados. Como no estaba permitido hacer fotos, me apunté los ideogramas de la cartela de una de las vitrinas para poder buscar más información después.

La palabra era 軟木畫, y aunque la he llegado a encontrar, es más habitual encontrarla con el ideograma de 画 en lugar de 畫 (ambos homófonos), y en escritura simplificada; es decir, 软木画. Se pronuncia ruǎnmù huà y significa "pintura de corcho". A diferencia del origen de otras artes chinas, esta no se remonta a la Antigüedad.

En 1914, Chen Chunrun (陈春润), escultor en la Escuela de Artes y Oficios de Fuzhou (capital de la provincia de Fujian), recibió una curiosa estampa navideña alemana. Su originalidad residía en que estaba hecha de corcho. En colaboración con dos talladores del instituo, Wu Qiqi (吴启棋) y Zheng Lixi (郑立溪), consiguió crear estampas similares para felicitar el Año Nuevo.

Imagen de zhongguofeng.com

En Europa, el arte de trabajar el corcho nació en Nápoles en el s.XVI asociado a la elaboración de los belenes. Posteriormente, la técnica fue perfeccionada con la reproducción de modelos arquitectónicos. Fue a principios del s.XIX cuando el escritor alemán Karl August Boettiger la bautizó con el nombre de feloplástica o feloplastia (no confundir con "faloplastia").

Las estampas de los tres artesanos tuvieron una buena acogida. Sin embargo, sería Wu Qiqi quien, tras el cierre de la Escuela de Artes y Oficios, volvería a su aldea en 1917 y popularizaría la técnica. El pueblo de Xiyuan (西园村), a las afueras de Fuzhou, se convirtió así en uno de los principales focos de producción de "pinturas de corcho".

Combinando la técnica occidental con la pintura paisajística clásica china, concretamente, del periodo Song (960–1279), nació este arte que, poco a poco, fue ganando complejidad. Se empezó a superponer capas de corcho para provocar un efecto estereoscópico. Esta búsqueda de relieve y profundidad llevó, finalmente, a la elaboración de representaciones tridimensionales.

Imagen del blog Dharma Share

Para crearlas es necesario dominar tres procedimientos. El primero es el corte. De la pieza original se deben retirar láminas de distintos grosores con las que trabajar. La siguiente es la talla de las mismas, dándoles la forma deseada. Finalmente, el encolado supone ir uniendo minuciosamente todos los fragmentos, apilándolos para darle volumen a la obra.

De este modo, el artista levanta, sobre la ilustración de un paisaje, la silueta de pabellones orientales rodeados de jardines repletos de árboles y flores donde campan a sus anchas aves, peces e insectos. El tamaño suele variar. En su época de esplendor, se lograron trabajos de medidas extraordinarias a los que se les había dedicado meses y hasta años.

El material utilizado es extraído de los alcornoques mediterráneos de España y Portugal, aunque también se importa desde Oriente Medio. A diferencia de la variedad china, la corteza del Quercus suber es menos dura, más fácil de trabajar, con un color y una textura más apreciados. Su resistencia y durabilidad asegura la conservación de las pieza artística.

Los ruǎnmù huà suelen estar encerrados tras una vitrina o cúpula de cristal. Este arte forma parte de los "Tres imprescindible de Rongcheng" (antiguo nombre de Fuzhou) , junto a las artesanías de laca (脫胎漆器) y las piedras Shousan. Desgraciadamente, pese a ser considerado bien cultural inmaterial del país, su industria ha ido cayendo en picado a partir del último cuarto del siglo XX.

Imagen del blog de Lita Xú Líng Kelley

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