Dorohedoro es un anime que se estrenó este mayo en Netflix. Basado en el manga ya finalizado de la mangaka Q Hashida. Cuenta con 23 volúmenes en Japón y en España está siendo publicado por ECC Ediciones. Aunque es de publicación mensual, el número 14 tardó cuatro meses en salir debido a la pandemia de COVID-19.
Con un dibujo de estilo feísta que acentúa el mundo distópico en el que viven los personajes, hay que reconocer que el estudio MAPPA encargado de su adaptación a la pequeña pantalla ha conseguido mantener, mejorándolo, el estilo de la autora. Si bien han imitado el trazo sucio y con sabor ochentero del original, corrigen los errores del papel: ilustraciones más claras, proporciones más coherentes,...
Pese a la distancia argumental, verlo ha sido tan satisfactorio como lo fue con Beastars. Es un anime muy potente visualmente. Sus batallas son crudas y sangrientas. El diseño de personajes y el universo en el que viven consiguen darle a la serie una personalidad propia. Equilibra con buen tino las dosis de suspende, acción y humor.
Sin tener claro origen del título, Dorohedoro nos presenta a Caimán y Nikaidō, dos cazadores de magos. Al igual que en Alita, Iron City es el vertedero de la ciudad flotante de Salem, los habitantes de Hole viven sometidos por los magos. Los magos son personas con poderes en forma de humo negro que habitan otra dimensión con muchos más privilegios.
Ambos protagonistas son realmente fuertes. Caimán, además, es inmune a la magia, porque el hechizo que pesa sobre él impide que otros conjuros le hagan efecto. Una maldición convirtió su cabeza humana en la de un reptil horrible, pero no recuerda quién se la lanzó. Nikaidō lo encontró en la calle sin memoria y, desde entonces, combaten codo a codo contra los magos.
El hilo principal consiste en la búsqueda del hechicero que condenó a Caimán. Si consigue matarlo, volverá a ser humano. Sin embargo, en su lucha contra los magos, se toparán con los secuaces de En, un temido empresario corporativo cuyas aficiones tan estrambóticas como siniestras son fiel reflejo de su poder.
Aunque la habilidad principal de En parece ridícula al principio, se destapa como el fruto mismo de una pesadilla. Capaz de transformar en setas todo lo que toca su humo, es verdadermente desagradable y terrorífico ver cómo el cuerpo de sus víctimas son consumido irremediablemente por una miríada de hongos.
Los doce episodios de la primera temporada corresponden a los cuarenta primeros episodios del manga. Siendo el total 167, y esperando que Netflix no la cancele, deberíamos poder disfrutar de cuatro temporadas. Es magnífico el impulso que están dando las plataformas de vídeo bajo demanda al anime, produciendo series que, de otro modo, tal vez no verían la luz.
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