Compré El cerebro bilingüe gracias a una oferta de Kindle Flash. Ha sido una magnífica lectura, tan entretenida y didáctica que me ha apenado sobremanera descubrir que su autor falleció prematuramente en 2018. El libro de Albert Costa es realmente accesible, lo que quiere decir que no sólo es comprensible para la mayoría de nosotros, sino también que no profundiza demasiado.
No lo digo con ninguna connotación negativa. Sólo dejo claro que aprenderemos algunas cosas que desconocíamos, y corregiremos otras que estaban equivocadas. Pero no vamos a salir de estas páginas sabiendo cómo funciona el cerebro, básicamente porque ni la neurociencia lo tiene claro todavía. El órgano más complejo de nuestro cuerpo no es fácil de descodificar.
Los investigadores deben ser perspicaces a la hora de desentrañar sus misterios. Este libro hace un gran trabajo detallándonos cómo se hacen los experimentos. Por ejemplo, ¿cómo podemos saber si existen diferencias entre la cantidad de palabras que conocen los bebés monolingües y bilingües cuando todavía carecen de habla? ¿Y su rapidez de comprensión?
Un resultado que me sorprendió está relacionado con el tiempo que tardamos los bilingües en cambiar de lengua cuando una de ellas es dominante. Curiosamente, cuesta más cambiar de la no dominante a la dominante que al revés. Una teoría es que los mecanismos de supresión que utilizamos para que no interfieran entre ellas son más numerosos en la dominante; de ahí, que se tarde más en desactivarlos.
Dividido en cinco capítulos, el primero compara el aprendizaje de la lengua en bebés monolingües y bilingües. En el segundo, explica cómo están representadas las dos lenguas en el cerebro de adultos bilingües. En el siguiente, habla del procesamiento del lenguaje. Y en el cuarto y el quinto, aprendemos cómo la experiencia bilingüe afecta a otras habilidades cognitivas y a la toma de decisiones.
El modo en el que se estructura cada capítulo allana muchísimo el camino: un ejemplo muy visual abre la senda y un resumen muy claro la cierra, avanzando unas pinceladas del siguiente. Es imposible perderse. El autor se preocupa de que lo entendamos todo e, incluso, nos anima a saber más sobre el tema sugiriendo futuros títulos con lo que ampliar este.
Como es obvio, Costa se ve obligado a explicitar que el libro es un acercamiento científico sin sesgos políticos. Y es que, desgraciadamente, demasiada gente saca las uñas cuando los resultados de los estudios no bailan al son de la música que suena dentro de sus cabezas. Es el problema de vivir en un mundo donde la ideología aplasta el conocimiento. Como dicen los surfistas: ¡A por la próxima ola!
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