Josep Busquet y Jonatan Cantero han conseguido financiar en Spaceman Project la continuación de su maravilloso trabajo Korokke y la chica que dijo no. Desgraciadamente, el nivel de esta nueva aventura queda lejos de la calidad de la primera. Ni la narración ni el apartado gráfico están a la altura de lo que nos regalaron con la anterior historia.
Las numerosas elipsis en el relato emulan el efecto de una película mal montada. Es como si hubieran tenido que excluir páginas por razones de extensión. En La chica que dijo no creo que también utilizaban este recurso, pero no entorpecía tanto la lectura. Aquí hay momentos que no se entiende qué ha sucedido, o se resuelven subtramas de una manera brusca y sin explicaciones.
El apartado visual también se ha visto afectado. En el primer número era impecable, mientras que en El espíritu de la montaña hay personajes mal acabados y viñetas confusas difíciles de entender. Carece de la variedad de yokai y escenarios del anterior libro, que eran una gozada para los ojos del lector. Cada página se disfrutaba sin necesidad de los diálogos.
La falta de creatividad, su paleta cromática más reducida, sus personajes sin chispa y un guion mal articulado convierten la segunda batalla del demonio Korokke en una gran decepción. Si lo volví a hojear no fue por placer, sino por comprobar si mis lagunas eran fruto de algún despiste, si acaso me había saltado páginas. No fue así.
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