Turbadoras: Nighcrawler y Foxcatcher


Nightcrawler (2014)

Hacía tiempo que un personaje no me resultaba tan perturbador. Louis Bloom es un bueno para nada que no deja pasar ni la más mínima oportunidad que le permita salir del hoyo. Lo llamativo es su cháchara constante e insufrible contaminada por la lectura de innumerables libros de negocios y emprendimiento. Su metralleta de palabras hace mella en cualquiera que lo preste atención.

El rostro impasible pero bello de Jake Gyllenhaal encaja como un guante en esta enfermiza historia acerca del sensacionalismo en las noticias. El cuarto poder se rinde al impacto visual más truculento, dándole la espalda a la veracidad y la información contrastada. La manera en que "Lou" manipula al resto de personajes es incómoda y repugnante, puro reflejo del discurso empresarial del que se sirve.


Foxcatcher (2014)

Si de Nightcrawler pude extraer algo del malestar que me produjo, no puedo decir lo mismo de Foxcatcher. Las ganas de verla se fueron desinflando hasta pincharse con el súbito final. No me queda claro si los acontecimientos que se narran causaron mucho revuelo en EE.UU. y son vox populi en el país. La falta de contexto y explicaciones me invita a pensar que sí.

La intrigante relación entre el extravagante multimillonario John du Pont y el introvertido luchador Mark Schultz me atrapó desde el principio, y me noqueó a interrogantes con su desenlace. Tantas o más dudas me generó el maquillaje de Steve Carell, que parece Michael Scott imitando a Michael Myers. La tensión está muy bien conseguida, pero no he entendido nada. ¿Cuál es el objetivo de toda esta historia?

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