Bueno, puede que sea cutre hacer una crítica de esto pero, aparte de que ya tengo más pecados (churros) en este blog, no he podido contenerme.
Mistol parece querer colarnos pasar este jabón de las manos como lavavajillas. Hace un montón de espuma e "hidrata" tanto que resulta difícil agarrar los platos bien o frotarlos en condiciones porque se te escurren de las manos. Si hay restos pegados puedes darle como un loco que no los quitas. Es desesperante.
Nunca me había pasado. Había encontrado lavavajillas de marca blanca regulares pero no tan malos. He abandonado la botella de Mistol por imposible y he comprado un Fairy.
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