A las 20:35 del sábado hace un calor infernal en la estación de Arc de Trionf. A las 20:46 no hace menos calor y el tren en dirección Manresa no ha pasado. Diez minutos después, sigue sin pasar. Nada en los carteles. Pasan trenes hacia otros destinos. A las nueve, por fin, hacen el primer aviso.
–El tren con destino Manresa se...
El tempo perfecto. En el momento exacto en que las palabras salen por la megafonía del andén, entra el tren en dirección Vic, ahogando completamente el mensaje con su ruido. Se marcha el tren y no vuelve a haber más información, ni a través de los altavoces ni de los letreros luminosos.
Con el tren de las 21:08, llegan a casa finalmente. Para su sorpresa, la taquilla de los billetes todavía está abierta; es más, aún hay alguien atendiendo tras el mostrador. Se dirigen a la ventanilla a reclamar una "devolución express" por haber sufrido un retraso superior a quince minutos. Nadie más se acerca para quejarse de la demora. Cuando se lo comunican al empleado de información, este pregunta:
–¿No ha pasado un tren? ¿Cuál? ¿Cuándo?
Te cagas.
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