La cúpula (Under The Dome) es una serie que sabes que va a ir mal, que sabes que es una mierda, pero engancha. No obstante, es una droga de tan mala calidad que llegué a un punto en que no pude más y la abandoné.
Está basada en una novela del genial Stephen King. Su premisa es que un pueblo, Chester's Mills, es aislado del mundo exterior bajo una gigantesca cúpula. ¿Cuál es el origen de la misteriosa barrera? ¿Es posible traspasarla o desintegrarla? ¿Y si no, cómo sobrevivirán, cómo convivirán?
Sin duda, todo auguraba una historia de ciencia ficción muy, muy interesante, que busca interrogarnos sobre la naturaleza del ser humano y su comportamiento en situaciones de aislamiento y tensión. Desgraciadamente, sin saber cómo progresa la novela, cabe decir que la serie no es más que un continuo de decisiones absurdas.
Al igual que sucede con Battlestar Galactica, que sí vi entera y no dejé a medias como esta, se aprecia claramente la visión estadounidense de la sociedad: aun en situaciones de crisis, no se concibe la posibilidad de eliminar la propiedad privada ni abandonar el sistema capitalista.
Y es que por muy jodidos que estén, si Fulanito tiene un suministro ilimitado de agua, consideran que no tiene la obligación de compartirlo con el resto de sus conciudadanos, aún así la espichen todos. Ni siquiera ven mal ni ilógico que haya tiendas vendiendo productos cuando han pasado meses desde que se iniciara el el misterioso sitio de la ciudad.
Tal vez para los hijos de Trump, esto sea lo más normal del mundo, lo más prudentemente alejado de algo posiblemente ¿comunista?, pero a efectos prácticos no es sólo absurdo sino que a nivel de guión es una auténtica soplapollez.
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