Epiphania 3 (2020) de Ludovic Debeurme
Kraken ediciones ha cumplido y no me ha dejado tirado como hizo Norma con la novela gráfica de Lucille, obligándome a comprar en francés su continuación, Renée. Tristemente, el que ha vuelto a fallarme ha sido el autor. Epiphania es otro relato con un buen planteamiento que se malogra en su avance, cayendo en picado el argumento y las ilustraciones.
Considero que el mensaje final, aunque lo comparto, resulta demasiado naif. La resolución no llega de modo escalonado, sino con torpeza y precipitación. Si uno revisa los tres tomos, puede ver la maravilla del primero y la hecatombe de este último: falta de desarrollo y de detalle, elipsis, rostros mal dibujados, uso excesivo de paratextos, personajes desproporcionados,...
El cambio de estilo de Lucille a Renée fue chocante, pero no supuso un descenso de la calidad. En este tercero, en cambio, da la sensación de que el tiempo se le echó encima. Hay un personaje con alas de pájaro que pasan a parecer las de un murciélago de tan simplificadas que están. Hay diseños penosos como los de algunos gigantes, o la pareja de nutrias. Ha sido un chasco con mayúsculas.
La saga de Grimr (2020) de Jérémie Moreau
La saga de Grimr me entró por la pupila. Las gruesas pinceladas de acuarelas que materializan la violenta orografía islandesa recuerdan los patrones psicodélicos de las guardas interiores de los libros de antaño. La turbulenta naturaleza de la isla del hielo y el fuego es un personaje más en la historia del joven y corpulento Grimr Enginsson.
Tras perder a sus padres en la erupción de un volcán, el protagonista es acogido por un instruido ladrón llamado Vigmar, quien le dará a conocer las sagas islandesas y su promesa de fama eterna. Obsesionado por las palabras de su salvador, y confiado en su enorme fuerza, el joven se fijará como objetivo alcanzar la inmortalidad a través de sus gestas.
Aunque me costó entrar en el cómic a causa de algunas afirmaciones* que no entendía y de cierto mareo temporal al no poder concretar la época en que transcurre, acabé leyéndolo con gusto. Sin transitar por ninguna senda novedosa, la sombría narración (y su oscura paleta cromática) acaba calando en el lector. Desde luego, hay cosas más crueles que las inclementes fuerzas de la naturaleza.
Aunque me costó entrar en el cómic a causa de algunas afirmaciones* que no entendía y de cierto mareo temporal al no poder concretar la época en que transcurre, acabé leyéndolo con gusto. Sin transitar por ninguna senda novedosa, la sombría narración (y su oscura paleta cromática) acaba calando en el lector. Desde luego, hay cosas más crueles que las inclementes fuerzas de la naturaleza.
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* En la primera página, me chirrió la siguiente frase: "hace falta valor para escribir una saga sobre un huérfano". ¿Por qué? Siempre he asociado la idea del "héroe" a una infancia humilde y unos orígenes desconocidos. Como no conozco el género de las sagas islandesas, no tengo respuesta, pero me sorprendió.
* En la primera página, me chirrió la siguiente frase: "hace falta valor para escribir una saga sobre un huérfano". ¿Por qué? Siempre he asociado la idea del "héroe" a una infancia humilde y unos orígenes desconocidos. Como no conozco el género de las sagas islandesas, no tengo respuesta, pero me sorprendió.
2 comentarios
¿Tan malo es el final de Epiphania? Me gustan tanto los dibujos que me había planteado comprarlo. Quizás espere a ver si lo sacan en un único tomo.
A ver, lo he escrito en caliente pero... es que el dibujo, en ciertas páginas, empeora mucho.
Y el desenlace es un deus ex machina al que le falta el "fueron felices y comieron perdices". Todo el interesante conflicto que había desarrollado se soluciona como si de un cuento infantil se tratase.
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