Super Humor Superlópez 21, tres historietas más del álter ego de Juan López


Parece mentira que hayan pasado cuatro años desde que leí por última vez un tebeo de Superlópez. Desde entonces, se han publicado doce álbumes nuevos. Este nuevo recopilatorio de Superlópez, número 21 de la serie creada por Jan, contiene las historietas de La isla de basura, El secreto de la biblioteca y El bullying de las sorpresas.

Son tres aventuras que, si bien no me han parecido tan malas como las anteriores que leí, sí que vuelven a dejarme a medias. La isla de la basura tiene un planteamiento ideal para aunar ecología y acción. Pero la ansiada batalla final del protagonista contra la isla de desperdicios viviente creada por Escariano Avieso, sencillamente, no ocurre.

Entiendo que Jan quiere dejar patente que el mundo no lo va a salvar ninguna capa ondeante. Debe ser la humanidad a través del respeto por la Naturaleza, el desarrollo sostenible y la ciencia verde. Desgraciadamente, esto nos priva de los divertidos enfrentamientos de antaño. Los mamporros de Superlópez se celebraban tanto como las tortas de Bud Spencer y Terence Hill.

El secreto de la biblioteca, por su parte, parece más un anuncio sobre el fomento de la lectura que un cómic, pero es bonito. Jan mezcla La isla del tesoro con Mar i Cel para sumergir al joven Ahmed en una historia de piratas dentro de la biblioteca Lambert Mata de Ripoll. Es enternecedor ver cómo el autor siempre ha hecho hueco en sus páginas a todo lo que admira y respeta del mundo real.

Cerrando el tomo, El bullying de las sorpresas habla de manera muy real del acoso a través de redes sociales que padece la juventud actual. Y duele, porque a diferencia de otras veces, aparecen insultos tan hirientes como verosímiles y racistas. Por supuesto, la solución es el respeto a través de la educación y el ejemplo, no una pelea cósmica.

Aunque en estos dos últimos álbumes, Superlópez es apenas comparsa, debo decir que, en general, este Super Humor me ha gustado. Incluso me ha dado ganas de comprar los que me faltan entremedias. Puede que sus tebeos actuales carezcan de la originalidad y humor de los inicios, pero el mensaje que transmiten es más comprometido que nunca. Jan, desde luego, es uno entre pocos.

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